Como Catamarca es más bien un lugar aburridito, casi no hay problemas y no pasa nada interesante, los legisladores no tienen nada que hacer y se desafían con juegos matemáticos al estilo Sudoku.
En esas tardes de ocio, se planteó un irresistible desafío matemático, que viene ocupando titulares mediáticos desde hace varios días, y hasta ahora no le encuentran solución definitiva.
Varios cerebros iluminados se cruzaron en la discusión, y es verdaderamente apasionante: ¡toda la sociedad está en vilo para saber quién tendrá finalmente la razón!
Todo empezó cuando se dieron a conocer los números de la pobreza y a indigencia en la provincia, y Francisco “Newton” Monti se opuso al axioma oficialista.
“La pobreza no subió el 35,63453442 como se informa malintencionadamente, si se hace el cálculo correcto se verá que fue del 35,63453444, los K como siempre mienten y nos ocultan la realidad con su gracioso relato”, expuso Monti, calculadora en mano.
Pero rápidamente salió a cruzarlo Marcelo “Pitágoras” Murúa, con un razonamiento implacable: “El 35,63453444 de Monti debe compararse con el 35,63453445 del año 2020, entonces se verá que bajó claramente la cifra, pero él lo compara maliciosamente con el 35,63453441 de 2017, para graficar un panorama peor”.
Apasionada por los cálculos, intervino Cecilia “Ramanujan” Guerrero, con un ábaco digital que no le permitía fallar: “El cálculo correcto es 35,6345340, porque la pobreza estaba en 35,63453441, pero nótese que uno de los incluidos en el sector de indigencia le pegó a la Quiniela Nocturna con el 48, que es el muerto que parla, y con el premio prorrateado ya no puede incluírselo en el grupo de los pobres, con lo que el promedio de bienestar de la población sube automáticamente”.
Y sobre eso debaten nuestros patéticos representantes.
Para ellos la discusión es esa, los decimales y la pelea para aclarar si los números favorecen políticamente a un sector político o al otro.
En el medio, lo que no advierten, es que se está hablando de 80.000 pobres en Catamarca. 80.000 comprovincianos que no tienen para comer, para ir al super, para pagar un remedio.
Su preocupación es otra como siempre. Ninguno tiene nada para aportar, y mucho menos para ceder privilegios.
Ninguno pensó en resignar gastos de bloque para darle mejor destino a ese dinero.
Ninguno pensó en los cientos de ñoquis que alimentan en la Legislatura porque son militantes, familiares o amigos.
Ninguno pensó en lo que gastan en parque automotor en una Legislatura que pasa casi la mitad del año de vacaciones.
Ninguno pensó en reducir los gastos de la política y generar empleo digno para familias que la están pasando mal.
No, solo les alcanza la energía para la chicana. Con eso ya se dan por satisfechos y se sienten con derecho a disfrutar de sus sueldos de lujo, que paga el resto de la sociedad, incluyendo al 35,63453444 por ciento que se hunde en la pobreza.
Todavía no se dan cuenta de que el problema son ellos.