La lista de escándalos protagonizados por integrantes del Poder Judicial ya se hace insoportable para la sociedad catamarqueña. Ya no hay forma de disimular lo que ocurre. Semana por medio un integrante del Poder Judicial aparece en las páginas policiales de los diarios.
Roberto Mazzucco, Raúl Da Prá, Juan Pablo Morales, Raúl Reynoso, Marcelo González, Ezequiel Walther. Jueces y fiscales permanentemente acusados por coimas, hurtos, narcotráfico.
El poder que tiene que velar por el cumplimiento de la Justicia, el que exige más hombres probos y honestos, está salpicado por todas partes, sospechado, sucio por donde se lo mire. Cada dos por tres un escándalo nuevo. Y son los que tienen que administrar justicia, los que deciden la suerte de los demás. ¿Con qué autoridad moral pueden actuar?
Hoy se hará una manifestación en la Plaza 25 de Mayo precisamente con el lema “Basta de Justicia corrupta y de ricos”, y ahí se pedirá por la elección de jueces y fiscales por voto popular. La gente ya está cansada de los poderes judiciales armados a dedos por políticos a los que después les tienen que devolver favores de por vida, cansada de que cada gobierno arme su propia justicia cómplice para asegurarse que ningún hecho de corrupción se aclare, que ningún funcionario corrupto vaya preso jamás.
La Justicia de Catamarca se ocupó de autodestruir su imagen. Siempre lenta, siempre ineficaz, siempre cuidando privilegios, siempre sumisa al poder de turno.
Se puede armar una lista de 80 casos de corrupción oficial, pasando por el Frente Cívico y Social y el Frente de Todos. Nunca pasa nada. Nunca hay un responsable, nunca se devuelve un solo peso. La justicia está pintada. Es obediente pero no de las leyes, sino de los poderosos.
Desfalcos millonarios, robos descarados, groserías institucionales. Nada importa, ante todo hace la vista gorda. Acá todo el que tenga un pariente funcionario tiene inmunidad total, todos son protegidos. La Justicia no es un órgano de control sino una fuerza protectora del poder político.
Y para colmo lo que está pasando ahora. Es incapaz de tapar su propia mugre, con figuras prominentes de su estructura siempre envueltas en hechos bochornosos.
Porque no se trata de empleados de quinta categoría: son jueces, son fiscales. Y se denuncian entre ellos, hay tantos en la joda y tantos que miran para otro lado que el Poder Judicial ya no tiene ningún crédito delante de la comunidad.
El olor a podrido ya no se puede esconder con nada. Y siguen hablando de meter más gente, más amigos, más acomodados, más soldados para la causa, para cubrirse las espaldas. El Gobierno armó una Corte compañera, llena de exfuncionarios y militantes. Y todo se le está yendo de control hace rato.
Pero ¿quién va a hacer la depuración? El Consejo de la Magistratura fue aniquilado. Todo se resuelve en una mesa chica. Hay ampollas llenas de pus por todas partes. ¿A quién recurrir? ¿En manos de quién está la Justicia de Catamarca?
Es un desastre total, que preocupa a los ciudadanos. Los únicos que están contentos y seguros con esta situación son los funcionarios corruptos.