Movimientos del tablero mundial y disputas entre potencias globales generan por estos días noticias que, en alguna medida, atañen a Catamarca y sus valiosas reservas minerales. Tensiones comerciales entre EEUU y China, el intento de la administración Trump de interferir en la política exterior argentina y las elecciones presidenciales en Bolivia son eventos en lo que queda expuesta la importancia geopolítica de los recursos naturales, especialmente los elementos estratégicos relacionados a la evolución tecnológica. Y el lugar que eso le da a Catamarca.
A fines de la semana pasada, un cortocircuito reavivó la tensión comercial entre el Gobierno de Estados Unidos y China, generando un sacudón financiero con costosas implicancias y millonarias pérdidas. ¿El motivo? Una aparente restricción del gigante asiático en las ventas al exterior de tierras raras y de algunos componentes de las baterías de litio. Una medida que generó la reacción de Trump, anunciando que impondría a China aranceles comerciales del 100% por sobre los actuales, haciendo temblar nuevamente los cimientos del comercio mundial.
La cuestión de fondo no es menor. A nivel global, China posee una posición dominante en la producción y procesamiento de estos minerales. El país asiático concentra el 61% de la producción mundial y controla el 92% del procesamiento global. Todos elementos claves en áreas como la tecnología, la medicina, la electromovilidad, los microprocesadores, la computación y hasta el desarrollo de sistemas de defensa armamentista. Una restricción en las exportaciones podría dejar a EEUU en una posición sumamente vulnerable.
Sin caer en una distorsión fantasiosa de la realidad, una lectura local y contextualizada de estas disputas no pueden dejar de lado el lugar estratégico que adquiere Catamarca en ese escenario, con sus abundantes depósitos de litio y su potencial de producción de tierras raras en la zona precordillerana y de la puna. Zonas de enorme interés estratégico por las que ya se producen tensiones y disputas. Y en la que, tanto Estados Unidos como China ya avanzaron con proyectos concretos.
Acá vale citar también reciente episodio en el que la administración Trump ensayó un intento de interferir en la política internacional argentina planteando como condición para el salvataje económico al Gobierno Nacional la restricción de las relaciones comerciales y políticas con China. “Milei tiene el compromiso de sacar a China de la Argentina”, lanzó como exigencia implícita el secretario del Tesoro, Scott Bessent. Una cláusula tácita que desde el Gobierno de Milei relativizaron con declaraciones como las del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que aseguró que no hay motivos para cortar relaciones con el gobierno de Xi Jinping.
No había en las escuetas declaraciones de Besset una alusión explícita sobre la participación de empresas chinas en la explotación de recursos naturales o proyectos energéticos. Pero en la respuesta de Francos a la intromisión del funcionario estadounidense, se resguardaron los “asuntos comerciales”, que claramente incluye las exportaciones mineras.
Finalmente, como otra pieza del siempre tenso rompecabezas geopolítico, el próximo domingo será el ballotage presidencial en Bolivia, con una agenda electoral marcada por la grave crisis económica que atraviesa el país y la esperanza de parte de la sociedad de que los recursos naturales finalmente los saquen de la postergación y pobreza. Solo el Salar de Uyuni contiene aproximadamente 23 millones de toneladas métricas de recursos de litio, el mayor depósito del planeta. En teoría, Bolivia podría abastecer una quinta parte de la demanda mundial de baterías para vehículos eléctricos hacia la década de 2030. Pero en la práctica, su producción es bajísima.
Otra vez, las tensiones políticas entre China y EEUU y los posicionamientos políticos de los gobiernos locales, postergaron el desarrollo de la actividad minera, desaprovechando la ventaja competitiva natural. La mala relación de los gobiernos del MAS con Estados Unidos alejó a las empresas de ese país de la posibilidad de explotar el metal estratégico. Pero tampoco pudieron hacerlo empresas chinas y rusas, en teoría más afines al gobierno boliviano, que también chocaron con la burocracia nacionalista que proponía que el litio sea explotado por empresas publicas, cosa que nunca se concretó.
En unos días, eso podría cambiar. Porque ambos candidatos enfrentados en la segunda vuelta prometen reconstruir las relaciones con Estados Unidos. Tanto Paz como Quiroga restablecerían las relaciones con Washington tras 17 años de ruptura, abriendo para Estados Unidos una oportunidad inmediata y estratégica que lo pone ante una encrucijada: reengancharse comercialmente a través de inversión, financiamiento para el desarrollo y asociaciones tecnológicas, o arriesgarse a ceder nuevamente el terreno a Pekín.
Esto podría provocar un cambio radical en el panorama minero del litio, generando nuevas y desconocidas condiciones en el mercado que, para bien o para mal, es aún incierto, traería consecuencias en la Provincia.
La electromovilidad, la inteligencia artificial, las energías renovables y los sistemas de defensa avanzados dependen de minerales que Catamarca ya produce o tiene potencial de producir. En el tablero mundial las piezas se mueven mirando a estos recursos estratégicos. En este contexto, la pregunta ya no es si la Provincia participará en la economía del futuro, sino cómo lo hará y bajo qué condiciones geopolíticas.
El Catucho