En medio de la tensión creciente con los gobernadores, la Casa Rosada distribuyó hasta julio apenas $104.500 millones en concepto de Aportes del Tesoro Nacional (ATN), un fondo compuesto por el 1% del régimen de coparticipación federal destinado a asistir financieramente a las provincias. La cifra es considerada escasa por los mandatarios, quienes reclaman una distribución más justa y automática ante la caída sostenida de las transferencias por la recesión económica.
Durante julio —el mes más álgido en la relación con las provincias— el Ejecutivo giró sólo $10.500 millones en ATN. El reparto se centró en tres provincias aliadas: Catamarca, Salta y Tucumán, cuyos gobernadores Raúl Jalil, Gustavo Sáenz y Osvaldo Jaldo recibieron $3.500 millones cada uno. La maniobra fue interpretada como un intento por recomponer el vínculo político tras el revés parlamentario que sufrió el oficialismo con la media sanción de proyectos impulsados por las 23 provincias y la Ciudad de Buenos Aires.
Entre enero y julio, las provincias más beneficiadas fueron Neuquén ($15.000 millones), Salta ($13.000 millones), Tucumán ($12.000 millones) y Buenos Aires ($10.000 millones), esta última por una asignación extraordinaria tras las graves inundaciones en Bahía Blanca. Sin embargo, los mandatarios provinciales insisten en la existencia de un stock cercano al billón de pesos retenido por Nación, y reclaman un mecanismo de distribución automática.
En el proyecto que ya cuenta con media sanción en el Senado, los gobernadores argumentan que “el contexto económico amerita dicha medida en virtud de que el Fondo prevé ‘atender situaciones de emergencia y desequilibrios financieros’”, y advierten que son recursos con “afectación específica que administra el Gobierno Nacional pero que no le pertenecen”.
El reparto de ATN se convirtió así en uno de los reclamos centrales frente a una gestión que prioriza el equilibrio fiscal diseñado por Luis “Toto” Caputo, incluso a costa de su base política territorial. La relación Nación-provincias se deterioró aún más en el último mes, en coincidencia con el fracaso del oficialismo en el Congreso y con el avance de la campaña electoral, en un contexto donde el esquema de toma de decisiones del presidente Javier Milei empezó a mostrar grietas.
Desde el entorno de Milei aseguran que Guillermo Francos fue “empoderado” para reconducir el vínculo con las provincias, pero hasta ahora ese rol no se consolidó. “Es más simbólico y narrativo que real”, reconocen desde la propia Casa Rosada. Mientras tanto, los gobernadores siguen sin encontrar un interlocutor claro en el Gobierno que garantice el cumplimiento de acuerdos o el flujo de fondos.
Los intentos por recomponer el diálogo, hasta ahora, fueron informales y sin resultados concretos. La semana pasada, en la muestra de la Sociedad Rural en Palermo, algunos mandatarios participaron de un encuentro con Francos, pero se retiraron sin definiciones. Al mismo tiempo, provincias como Santa Fe intensificaron su reclamo con cartelería en rutas nacionales para denunciar el abandono del Estado, mientras otras jurisdicciones analizan medidas similares.
En paralelo, la interna libertaria también se trasladó a las negociaciones electorales. Mientras Karina Milei y Martín Menem desembarcan en Corrientes para respaldar a Lisandro Almirón, candidato de La Libertad Avanza, en otras provincias como Entre Ríos y Mendoza se barajan acuerdos con mandatarios locales. En contraste, el panorama en la Ciudad de Buenos Aires se endurece, con una contienda cada vez más directa entre el PRO y LLA.
Los gobernadores del centro del país celebraron recientemente la eliminación de retenciones al agro, una medida que pidieron en conjunto a Milei. Sin embargo, desde Santa Fe, Frigerio y Pullaro advirtieron que el reclamo por los fondos no cesará. El presidente, lejos de moderar el tono, arremetió contra los senadores que votaron los proyectos provinciales, a quienes tildó de “genocidas”.
A la espera de la reanudación del calendario legislativo, el Gobierno busca blindar los vetos al paquete previsional, en una pulseada que se anticipa como la verdadera batalla política tras el receso invernal. Mientras tanto, un grupo de gobernadores apuesta a postergar la discusión hasta después de octubre, cuando el resultado electoral defina el nuevo equilibrio de poder.
Ese nuevo escenario podría incluir cambios dentro del gabinete nacional, con nombres vinculados al PRO que suenan como posibles incorporaciones. Entre ellos, Diego Santilli, quien mantiene una relación cercana con Karina Milei, aparece como un posible actor relevante en la etapa post-electoral.