El fiscal Laureano Palacios sobrevivió al jury, y como se adivina que esa hazaña la tiene que pagar el gobierno moneda por moneda con votos (el famoso costo político), los diputados peronistas le piden ahora a Palacios que se inmole, al estilo de los viejos samuráis.
Lo hicieron al mismo tiempo que Cecilia Guerrero se inmolaba sola y renunciaba al tribunal del jury, porque todos sus compañeros de bancada le soltaron la mano a su presidenta, diciendo que ella que los representó en realidad no los representó.
Y todo eso lo dijeron sin decirlo, sino haciendo circular un “comunicado”, porque al recinto no bajaron ni por casualidad, ya que olían que se iban a comer una paliza monumental.
Entonces no sesionó ninguno, total no les descuentan el día ni el presentismo ni les pasa nada, y todo lo que quedó fue otro comunicado, esta vez de los radicales de Juntos por el Cambio, quien en el incidente vieron una confirmación de lo que llaman un “pacto de impunidad”, en el cual el Gobierno hace todas esas piruetas para defenderse a sí mismo después de su inexplicable actuación tras el asesinato del ministro Juan Carlos Rojas.
Así las cosas, la palabra de moda es “despegarse”. Todos quieren “despegarse”. El gobierno del crimen, el fiscal del encubrimiento, los médicos de las pericias, los policías de las declaraciones, Guerrero de la protección del fiscal, los diputados del voto de Guerrero.
Parecen gente grande jugando a la mancha, corriendo todos desaforados en el patio del colegio para que no los toquen.
Calladito entre los actores de reparto, sin guión en el libreto, queda Oscar Vera, el hombre que hizo exactamente lo mismo que Guerrero pero salió ileso del escándalo.
Todo sin que nadie avance sobre la escenografía de fondo, que es el Ministerio de Desarrollo Social. Y hay un detalle asombroso que nadie tuvo en cuenta hasta aquí.
Laureano Palacios, el fiscal al que se pide que se inmole, fue funcionario del Ministerio de Desarrollo Social, así que algo debe conocer de cómo funciona ese lugar.
¿Cómo? Sí. Palacios fue funcionario de Desarrollo Social, como director de Juventud, cuando el ministro era Daniel Barros, antecesor de Menecier, antecesor de los Rivera y antecesor de Rojitas, la víctima del crimen que ahora tiene que investigar.