El peronismo busca su destino

Un peronismo todavía acéfalo que trata de digerir la reciente pérdida del poder, inicia hoy el proceso de reorganización o reconstrucción, sin que se vea mucha luz al final del túnel.

El clavo en el zapato del Partido Justicialista tiene nombre y apellido: Cristina Fernández de Kirchner, que si bien es la figura más importante del partido, viene errando más que Chiquito Romero en Boca.

La ambición de Cristina de ser siempre ella y sólo ella, generó gran parte de los problemas actuales del PJ.

Fue ella la que le bajó el pulgar a Florencio Randazzo en su momento negándole una interna, fue ella la que desplazó a Daniel Scioli sin darle chance de competir, fue ella la que puso a Alberto Fernández a timonear el país, fue ella la que le hizo la vida imposible a Alberto Fernández, etc., etc.

Fue ella, claramente, la que prefabricó los triunfos de Mauricio Macri en 2015 y de Javier Milei en 2023, y la que puso al peronismo en la situación actual.
Por eso, nadie se entusiasma mucho con la idea de que otra vez se ponga, a sus 71 años, al frente de un proceso que tiene como meta final el 2027.

Por estas razones, la promocionada candidatura de Lucía Corpacci como posible presidenta del PJ nacional genera mucha desconfianza y poco entusiasmo. Políticamente Corpacci es Cristina.

Además, lo del peronismo ya no se arregla solo con discursos lindos, la gente no es tonta y ante cualquier promesa que se intente hacer va a saltar el recuerdo, fresquito como lechuga, del horrible gobierno que hicieron entre 2019 y 2023.

Para sacarse esa mochila de encima, la única posibilidad es un verdadero borrón y cuenta nueva, sacando de la cancha todas las caras perdedoras y mostrando algo distinto.
Queda algo de tiempo, las candidaturas se van a definir el 19 de octubre. El riojano Ricardo Quintela quiere liderar el partido, el kirchnerismo le pone objeciones, los demás miran a ver qué pasa.

Mientras tanto, la economía de Milei se ordena arriba pero para la gente no arranca, y entre tarifazos y recesión empieza a quedar lugar para que alguien se meta a discutir.
Para que el peronismo lo haga, sin embargo, primero debe terminar sus propias discusiones.