El mundo despidió este sábado al papa Francisco en una multitudinaria ceremonia que comenzó en la plaza de San Pedro y concluyó en la basílica de Santa María la Mayor, donde ya descansa. Apenas días después de su última misa de Pascua, en la que saludó con esfuerzo a los fieles, Francisco fue homenajeado por una multitud de creyentes y no creyentes —más de 200.000 personas según el Vaticano— que pasaron la noche en vela para darle el último adiós.
El funeral, oficiado por el cardenal Giovanni Battista Re, reunió a decenas de líderes internacionales. Entre ellos estuvieron Donald Trump, Volodímir Zelenski, Emmanuel Macron, los reyes de España, Felipe VI y Letizia, y el presidente argentino Javier Milei, además de representantes de la Unión Europea e Italia. La ceremonia, cargada de emoción, también fue escenario de un breve encuentro entre Trump y Zelenski, quienes prometieron avanzar en negociaciones de paz para el conflicto en Ucrania.
Durante la misa, Battista Re recordó a Francisco como el líder que transformó a la Iglesia en un “hospital de campaña”, abrazando a los excluidos y promoviendo la cultura de la fraternidad frente a la indiferencia y el descarte. Sus palabras, entre silencios respetuosos y aplausos, resaltaron el espíritu de misericordia que caracterizó al pontífice argentino.
Tras la ceremonia, el cuerpo de Francisco fue trasladado en un cortejo fúnebre a través de las calles de Roma en un papamóvil abierto, permitiendo a los fieles despedirse a su paso. Finalmente, fue inhumado en un nicho ubicado entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza, dentro de la basílica de Santa María la Mayor, cumpliendo su último deseo de ser enterrado “con dignidad, como cualquier cristiano”.