El oscuro historial de los chinos que se llevan el litio

El desembarco masivo de capitales en chinos en Catamarca no puede ser recibido como una buena noticia, porque el historial de la empresa deja mucho que desear en materia de cuidado ambiental y transparencia.
El pulpo chino nunca viene solo, y detrás de estos negocios siempre está el gigante comunista que va devorando todo a su paso.

Zijin Continental Gold no tiene buenos antecedentes, y en esta parte del mundo se la conoce bien por lo que hace en Antioquía, Colombia, donde explota los yacimientos de oro más grandes del país, desde mucho antes de instalarse en Catamarca para llevarse el litio.

Zijin es un gigante que pertenece al aparato estatal del régimen chino, y responde al plan de Xi Xinping para hacerse de recursos naturales estratégicos a bajo costo en todo el planeta. Zijing ya expandió el imperio en 15 países, la mayoría de América Latina, Asia Central y África.

Tiene vínculos estrechos con el Partido Comunista chino, que lleva adelante un ambicioso trabajo en el que va conquistando el mundo no con armas sino con la billetera. Zijin, aunque acá es presentada como privada, es en realidad una empresa pública china.

Y al parecer al régimen nada le importa fuera de obtener más y más ganancias, por eso sigue avanzando a pesar de que acumula muchísimas denuncias por contaminación y explotación laboral.

Si se revisan las actuaciones de Zijin en otros países, queda claro que para ellos el cuidado ambiental es una pérdida de tiempo y sólo van por el rédito.

Zijin es el nombre de una montaña donde trabajan, y donde causaron daños trágicos sin preocuparse. En 2010 derramaron 9.100 metros cúbicos de lodo tóxico en el río Ting. El resultado fue devastador en términos ambientales: 4 millones de peces murieron y nadie se hizo cargo. La empresa tardó nueve días en admitir que se había producido un problema y después siguieron como si nada hubiera pasado. Y si eso hicieron en China, su país, ya se puede imaginar lo que les importa el resto.

Dos meses después de ese desastre, se les rompió otra represa en Guangdong. Allí los multaron, pero nunca detuvieron su tarea. Para silenciar las críticas aplicaron un método muy común: inundar los medios de comunicación con anuncios de inversiones supuestamente multimillonarias que después no se constatan, y hacer un par de obras en la comunidad con el “vuelto” de sus ganancias.

Como los cuestionamientos crecieron, decidieron invertir en otro rubro: millones de dólares en lobistas y agentes de prensa para que los desastres naturales que ocasionaron sus proyectos mineros quedaran fueran pasados por alto.
También hicieron daño en Serbia, donde se instalaron en Bor, una ciudad donde la comunidad denuncia que el aire es irrespirable y el agua intomable.
Avanzan porque los gobiernos los ayudan: así como en Tinogasta les “regalan” tierras, en Bor los habitantes locales debieron aceptar un valor mucho más bajo por sus propiedades del precio de mercado para que Zijin pudiera operar. Resignados ante la voluntad del propio gobierno y del régimen chino de instalarse allí como sea, tuvieron que malvender todo y marcharse.
Zijin también tiene denuncias por explotación laboral en decenas de lugares. En algunos emprendimientos imponen sus normas como si los yacimientos fueran zonas de exclusión chinas, sin hacer caso a las normas locales. Para disimular, auspician equipos deportivos y hacen propagandas.

Si los cuestionamientos crecen, aparece el embajador chino y amenaza con retirar las inversiones. Es ahí donde los gobiernos, interesados siempre en el dinero más que en proteger a su gente, ceden lo que sea.
Acá no es diferente: una asamblea popular de Fiambalá ya denunció la contaminación del agua y “avasallamiento” de los trabajadores y habitantes de la región. Se cree que el agua ya está contaminada. El gobierno, por su parte, se enamora de los dólares y yuanes y nada más le importa.

Mientras tanto, se sospecha que arman negocios extra, como la sobrefacturación de los equipos que compran, para hacer la bicicleta con el precio del dólar oficial, y se investiga la conexión con “proveedores” que ayudan en la maniobra por sus vínculos con altos funcionarios catamarqueños, que se extienden a la empresa minera estatal CAMYEN. No importa qué negocios se hagan, una parte queda siempre en casa.

El Catucho.

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