El presidente Javier Milei fue el gran triunfador de las elecciones. Consiguió la ratificación de su gestión: obtuvo la mayoría de los votos, pintó buena parte del país de violeta, logró un enorme crecimiento en el número de bancas y puso en crisis tanto al kirchnerismo como a Provincias Unidas.
Los datos fueron categóricos: consiguió el 40,84% de los votos, es decir, 8,7 millones de sufragios, 14 puntos más que el Frente Patria. Pintó de violeta 16 provincias y sumó 64 nuevas bancas que, agregadas a las que ya tenía, lo dejan con 101 diputados entre propios y aliados. También logró cambiar la configuración del Senado: Fuerza Patria quedó mucho más lejos del quórum y la cámara quedó casi dividida en tercios imperfectos.

Milei tiene ahora la tarea de buscar consensos, porque LLA queda igualmente a casi 36 votos del quórum. El Presidente puede interpretar el triunfo como un gran plebiscito a su gestión y a su liderazgo, pero también como una invitación a ser un negociador pragmático y hábil. En su discurso dio señales de moderación e hizo una amplia convocatoria al diálogo con la oposición dialoguista y con los gobernadores. Claro que, después de semejante triunfo, esas negociaciones estarán en un plano inclinado, donde los mandatarios provinciales mirarán desde abajo.
En su mensaje, agradeció a Mauricio Macri por su acercamiento y apoyo. También mencionó a Guillermo Francos, a Toto Caputo, a Bausili y al excanciller Gerardo Werthein, a quien reconoció haber logrado el apoyo de los Estados Unidos. Ninguno quedó afuera. Agradeció especialmente a Santiago Caputo y a Karina Milei, una señal de que el triángulo del poder seguirá en pie.
Pero lo más importante de su discurso fue que ratificó la necesidad de emprender el camino de las reformas de segunda generación y aseguró que “hay decenas de diputados de otras fuerzas” con los que podrá encarar diálogos. Además, invitó a “los gobernadores que tengan representación parlamentaria” a iniciar el diálogo.
El resultado fue mucho más holgado de lo que el propio Gobierno había previsto. Con los números obtenidos, el Presidente supera ampliamente el tercio de diputados con los que él mismo había dicho conformarse para considerar que hacía una buena elección. Ahora, si veta una ley, le sobran votos para sostener esos vetos frente al Congreso nacional. Además, queda a salvo de cualquier intento de juicio político que la oposición pudiera promoverle.
Karina Milei, artífice del armado nacional del partido, sacó anoche varios cuerpos de ventaja en su puja interna con Santiago Caputo. A las siete de la tarde, cuando ya conocía los primeros números, salió a hablar con los periodistas junto con Martín Menem. Fue una señal indiscutible de fortaleza de “La Jefa”. Por lo pronto, un funcionario cuya continuidad se ponía en duda, Guillermo Francos, fue informalmente ratificado como jefe de Gabinete.
El otro gran ganador de la jornada fue Diego Santilli, que en apenas dieciocho días de campaña pasó de estar quince puntos abajo del peronismo a convertirse en el gran vencedor. Demostró que el peronismo puede ser vencido.
El peronismo entrará en crisis. Cristina Kirchner y Axel Kicillof se cruzarán responsabilidades. Cristina culpará a Kicillof por haber anticipado la elección bonaerense, lo que llevó a los intendentes a no movilizar el aparato. El gobernador, a su vez, responsabilizará a la expresidenta, porque fue ella quien tuvo la lapicera a la hora de armar las listas, de las que quedaron excluidos los candidatos de su sector.
Pero, en rigor, no perdió el peronismo kirchnerista: a nivel nacional, LLA hizo una gran elección, incluso en provincias donde se creía que perdería





