El dólar MEP cerró la semana perforando los $1.100, y con esta nueva baja, la brecha cambiaria se redujo a menos del 10%. Este resultado sorprende, especialmente en un contexto de cepo cambiario, y convierte a la apreciación del peso en tema central de debate entre empresarios y analistas, así como en consultas de inversores interesados en el “fenómeno Milei”.
En una reciente entrevista radial, el presidente Javier Milei reconoció su preocupación por la rápida apreciación del peso, mencionando que el ajuste del sector real es más lento que el del sector financiero. Para afrontar esta situación, considera necesario que los dólares tengan mayor fluidez en la economía, impulsando una “dolarización endógena” como medida para contener el tipo de cambio real.
No obstante, implementar esta estrategia de competencia de monedas exige mayor rapidez. Aunque el blanqueo de capitales aportó u$s15.000 millones al sistema bancario y el Banco Central ha fortalecido sus reservas en los últimos meses, el uso de estas divisas es limitado. Actualmente, los bancos solo pueden ofrecer préstamos a exportadores y proveedores del sector, y algunas divisas se están destinando al mercado de capitales, donde empresas demandan financiamiento en dólares a bajas tasas, opción restringida a pocas grandes corporaciones.
¿Débito en dólares?
El Banco Central explora la posibilidad de permitir pagos directos en dólares con tarjeta de débito, aunque esta opción recién estaría disponible después del primer trimestre del próximo año. No obstante, queda por ver si los consumidores optarán por pagar en dólares en supermercados y farmacias, lo que podría ser clave para fortalecer el uso de la moneda estadounidense en el mercado local.
Actualmente, el tipo de cambio financiero se aproxima a los niveles de la convertibilidad en 2001, período en el cual la estabilidad cambiaria colapsó debido a la devaluación de monedas emergentes y el déficit fiscal insostenible. Carlos Rodríguez, ex viceministro de Economía, advirtió que el carry trade y el cepo actúan como una “droga” que sostiene una baja inflación temporal pero genera un creciente atraso cambiario que eventualmente impactará en la economía.
Política cambiaria y escenario político
La dolarización podría ser una solución al atraso cambiario, eliminando el riesgo de dualidad monetaria, pero mientras tanto, la “competencia de monedas” solo refuerza las reservas del Banco Central sin resolver la pérdida de competitividad. La apreciación del peso torna a Argentina un país caro en dólares, dificultando la adaptación de las empresas, que requieren más tiempo para ajustarse a este escenario.
Tanto el presidente Milei como el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, han mencionado la posibilidad de flexibilizar el cepo si la inflación continúa desacelerándose. Sin embargo, Caputo aclaró que una inyección de dólares del FMI sería crucial para una eventual apertura cambiaria, aunque esta se daría gradualmente, y no de forma abrupta como la implementada en 2015.
En el plano político, las reformas que impulsa Milei requieren estabilidad y continuidad, con una proyección a largo plazo. La economía será decisiva para consolidar el proyecto actual, como ocurrió en 2017 cuando el crecimiento económico ayudó a Mauricio Macri en las elecciones legislativas. La recuperación de la actividad, junto con el ajuste fiscal y la entrada de capitales, será fundamental para consolidar la estrategia gubernamental y, además, evitar un posible regreso del kirchnerismo al poder en los próximos años.