El Gobierno acelera el acuerdo con el FMI y busca un desembolso récord para recomponer reservas

El Gobierno nacional avanza contrarreloj para sellar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que permita reforzar las reservas del Banco Central y despejar el horizonte financiero en un contexto global adverso. Según trascendió, el equipo económico espera que el programa esté aprobado en los próximos días y que incluya un desembolso inicial superior a los USD 8.000 millones, una cifra que podría incluso ampliarse.

La urgencia por cerrar el entendimiento responde a una combinación de factores externos e internos. Por un lado, los mercados globales atraviesan un momento de tensión tras la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de aplicar aranceles a productos extranjeros, lo que generó inestabilidad en las bolsas y presiona sobre los países emergentes. Por otro lado, las arcas del BCRA registraron una pérdida constante de divisas, con más de diez jornadas consecutivas de saldo vendedor en el mercado oficial.

Frente a esta “tormenta perfecta”, el Gobierno busca no solo el respaldo del FMI, sino también articular un paquete financiero más amplio que incluya fondos de otros organismos multilaterales y una eventual ampliación del préstamo Repo con bancos privados. La meta es clara: fortalecer las reservas internacionales con dólares de libre disponibilidad.

El préstamo solicitado asciende a USD 20.000 millones, aunque aún no se confirmó el monto exacto del primer desembolso. No obstante, funcionarios del equipo económico afirman que la expectativa es recibir una suma inicial muy por encima del promedio habitual de los acuerdos del Fondo, debido a que el ajuste fiscal y monetario ya fue implementado antes de sentarse a negociar.

En paralelo, analistas económicos comparan el nuevo programa con el Stand By de 2018 firmado durante el gobierno de Mauricio Macri. En ese entonces, Argentina enfrentaba un fuerte déficit fiscal primario del 4% del PBI y un déficit de cuenta corriente de casi 5%, lo que derivó en una dependencia aguda del financiamiento externo. Las reservas netas eran altas —unos USD 38.000 millones— pero el perfil de deuda resultaba mucho más vulnerable.

Hoy, en cambio, el Gobierno exhibe un superávit primario del 1,8% y un déficit externo menor al 1% del PBI. Si bien las reservas netas están en terreno negativo, el perfil de deuda pública en pesos ha mejorado: solo el 1% está en manos de no residentes, lo que reduce el riesgo de fuga de capitales ante shocks externos. Además, los vencimientos se distribuyen a mediano y largo plazo, lo que otorga mayor margen para la administración de pagos.