El FMI promueve la segmentación de tarifas energéticas en Europa

El organismo aseguró que -debido al aumento de los precios de la energía- “el continente debe adaptarse a las facturas de importación más altas de combustibles fósiles”.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendó a los países europeos privilegiar la segmentación del aporte del Estado a los consumidores de servicios energéticos para proteger sólo a los más vulnerables y evitar medidas de base amplia, al considerar que son insostenibles en el tiempo desde el punto de vista fiscal, dada la prolongación de la Guerra en Ucrania.
“Dado que es probable que los combustibles fósiles sigan siendo caros durante algún tiempo, los gobiernos deberían permitir que los precios minoristas aumenten para promover la conservación de energía y proteger a los hogares más pobres”, señala el informe, dado a conocer por el Fondo y luego publicado en el blog del organismo.
En el documento, titulado “Aumento de los precios de la energía en Europa después de la guerra: cómo apoyar a los vulnerables y acelerar la transición para alejarse de los combustibles fósiles”, el FMI dio cuenta de que el aumento de los precios de la energía aumentó el costo de vida de los europeos, y concluye que deberían afrontar el costo de las facturas más altas para evitar un impacto mayor en las clases más bajas.”Desde principios del año pasado, los precios mundiales del petróleo se duplicaron, los precios del carbón casi se cuadruplicaron y los precios del gas natural en Europa aumentaron casi siete veces. Dado que es probable que los precios de la energía se mantengan por encima de los niveles anteriores a la crisis durante algún tiempo, Europa debe adaptarse a las facturas de importación más altas de combustibles fósiles”, consideró.

En esta situación, el FMI promueve dejar que el costo corra por cuenta del consumidor y de esta forma se promueve un ahorro de energía y eventualmente traspaso a energías renovables o más eficientes desde el punto de vista ecológico, objetivo que en última instancia promueve la Comunidad Europa.

En consecuencia, las políticas económicas para los gobiernos “debe pasar de un apoyo de base amplia, como los controles de precios, a un alivio específico, como las transferencias a los hogares de bajos ingresos que son los que más sufren con las facturas de energía más altas”, consideraron.

El documento de trabajo expone el gran aumento en el costo de vida de los europeos a raíz de la crisis energética mundial: “El hogar europeo promedio verá un aumento de alrededor del 7% en su costo de vida este año en relación con lo que esperábamos a principios de 2021”.

El aumento en el costo de vida podría empeorar en caso de que se corte el suministro de gas de Rusia, alertaron en el marco del conflicto bélico en Ucrania. “En la mayoría de los países europeos, los precios más altos de la energía imponen una carga aún mayor a los hogares de bajos ingresos porque gastan una mayor parte de su presupuesto en electricidad y gas”, con lo cual las recomendaciones de política son segmentarlas, priorizando el percentil o los percentiles más bajos, añade.

El documento del Fondo consigna que, “hasta ahora, los responsables políticos de Europa han respondido al aumento del costo de la energía principalmente con medidas de contención de precios de base amplia, que incluyen subsidios, recortes de impuestos y controles de precios”.

Sin embargo, advierte que “suprimir el traspaso a los precios minoristas simplemente retrasa el ajuste necesario al choque energético al reducir los incentivos para que los hogares y las empresas conserven energía y mejoren la eficiencia, ya que mantiene la demanda mundial de energía y los precios más altos de lo que serían de otro modo”, consideraron.

Además, el costo cada vez mayor de estas medidas está reduciendo el limitado espacio fiscal de las economías mientras persisten los altos precios. Así, se advirtió que, en muchos países, el costo superará el 1,5% de la producción económica este año, principalmente debido a las amplias medidas de contención de precios.

“La proporción de la población que recibe compensación variaría entre países dependiendo de las preferencias sociales y el espacio fiscal. Pero idealmente debería estar diseñado de una manera que evite los ‘efectos acantilado’, con beneficios que disminuyen gradualmente a niveles de ingresos más altos”, concluyó el informe.

Con información de Ámbito Financiero

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