El fin de un curro

Llegó para quedarse la Boleta Única de Papel, y se cierra una era de la política argentina. Por un lado, se termina el gigantesco curro de la impresión de boletas, que hizo millonarios a varios pícaros elección tras elección, campaña tras campaña.

Partidos grandes y partidos chicos, todos se abusaban con supuestas impresiones de miles y miles de boletas, aunque después sacaran 5.000 votos. Los grandes imprimían cientos de miles. Y todos, por lo general, sobrefacturaban a lo loco. Una impresión que costaba un millón de pesos la cobraban 25 millones. El cambio, a los bolsillos. Total pagaba el Estado, nosotros, la gilada.

Eso se terminó. Ahora habrá una sola boleta con todos los candidatos.
Pero también se terminó eso de dejar los votos casa por casa, o lo de mandar a un remisero y acarrear a la gente como ovejas, llevándoles el sobre con el voto listo para llevarlos a votar a la escuela a cambio de un sanguche.

Ahora no se podrá, porque la boleta tendrá a todos los candidatos. ¿Se la darán ya marcada? Va a ser más difícil, aunque seguramente ya están pensando cómo hacer trampa.
Pero el tema se les complica bastante.

Además, hay otra cosa a tener en cuenta… la Boleta Única de Papel es para las elecciones nacionales. ¿Qué va a hacer Catamarca? Puede adherirse y simplificarle todo a la gente, o puede mantener las elecciones para cargos provinciales con el sistema viejo y desdoblar las elecciones llamando a votar en fechas distintas. Sería muy complicado. Por ejemplo el año que viene, habría que hacer una elección para cargos locales y otra para los nacionales. O poner al mismo tiempo una clase de boletas para los candidatos a las bancas de la Legislatura y los concejales, y otra clase de boletas para los candidatos a las bancas del Congreso. Un caos.

Seguramente esto será un paso previo al voto electrónico, una estación previa en ese viaje de destino inevitable, porque hoy todo se hace digitalmente. Pero mientras tanto, los partidos se encuentran en un problema, porque la forma en que hicieron política toda la vida ya no funciona.

Ahora dicen que se terminó un sistema corrupto y tramposo. Eso es relativo. Los resultados ya no se manipulan como en la década infame. Lo que cambia es el mecanismo de votación y de propaganda. El número de lista, los diseños, todo eso ya no corre más. Y varios dirigentes perderán la gallina de los huevos de oro, esa fuente de plata fácil que era agarrar el negocio de las impresiones.

Las pymes electorales reciben un golpe letal. Una buena noticia.