De un tiempo a esta parte, más o menos una vez por semana, se difunde en Catamarca la misma noticia: el crecimiento del empleo privado.
Que es récord en la región, que Catamarca lidera los índices a nivel nacional, que creció 5 por ciento respecto del año pasado, que creció 10 por ciento respecto del trimestre anterior, que no para de crecer, que superamos a Luxemburgo y Suiza.
No vamos a decir que es mentira. Esos cálculos técnicos se arman vaya a saber cómo y seguro alguien encuentra la manera de justificarlos.
Pero aflojen muchachos, porque no refleja la realidad ni por asomo.
Porque esta es la Provincia donde más de 100.000 personas cobraron el IFE. Esta es la Catamarca donde ANSES convoca cada mañana más gente que cualquier equipo de fútbol, esta es la provincia donde todos los días salen más y más nombramientos en la Administración Pública, esta es la Catamarca donde los números de los empleados públicos baten récord en el Estado central y en todos los municipios, donde además de las gigantes plantas de personal hay otros miles cobrando sin planta, como contratados, becados, planta política, etc. ¡Y los ñoquis!
Y donde las empresas privadas que mejor “funcionan” son las que le venden al Estado.
De cada diez catamarqueños, nueve cobran algo del Estado todo el tiempo, todos los meses. Difícilmente exista en el país una provincia más dependiente del Estado, y por ende del Gobierno.
Pueden seguir publicando todos los días sobre el boom del empleo privado, pero sepan que no se lo cree nadie. Al menos nadie que viva acá. ¡Si hasta en el sector privado se suman empleados empleados pagados por el Estado! ¿De qué estamos hablando?
El Pantanillo nunca más creció, está el puñado de empresas de siempre. Los comercios fueron arrasados en la pandemia, den una vuelta a la plaza 25 de Mayo o por el centro para ver cuántos locales están vacíos.
Dibujen las estadísticas que quieran, Catamarca no es Mendoza ni Córdoba… ni La Rioja. Catamarca es empleo público. Todos prometen solucionar y cambiar eso, pero nadie lo hace. Porque es más lindo que la gente dependa del Estado y tenga que besarle los pies a un funcionario para cualquier cosa, porque así, como pasó en toda la historia catamarqueña, el 99 por ciento de las Elecciones las gana siempre el oficialismo.
Diría Horacio Pagani: “Seamos buenos, no nos mintamos entre nosotros”.
Los números de esas estadísticas pasarán por alguna oficina de gobierno, pero en la calle son más difíciles de ver que los millones de dólares de la minería.
A otro perro con ese hueso.