Un operativo antidrogas tuvo un giro dramático cuando efectivos policiales, en pleno allanamiento, se toparon con 65 frascos de vacunas contra el coronavirus.
La insólita y preocupante situación desencadenó una serie interminable de enigmas y preguntas hasta ahora sin respuesta, que tienen en vilo a los catamarqueños.
Ocurrió en el Barrio El Milagro, donde dos personas –un hombre y una mujer- quedaron detenidas. Y para entender la gravedad de la situación, alcanza con decir que el tema de los frasquitos dejó en segundo plano la aparición o no de las drogas que se buscaban.
Es mucho decir, porque no hay flagelo más grave que las drogas en Catamarca, pero si en ese ámbito aparecen frasquitos de vacunas contra el coronavirus, estamos hablando de un potencial desastre.
Aquí no hay lugar para rumores, todo lo informó el Gobierno y puso la noticia en boca del COE: “El COE Catamarca informa que los ministerios de Seguridad y Salud recibieron una comunicación de fuerzas seguridad sobre un operativo policial- derivado de una investigación antidrogas- en el que circunstancialmente se secuestraron frascos prácticamente vacíos de vacunas contra COVID19”.
Frascos “prácticamente vacíos” significa precisamente que no estaban vacíos, y por eso el mismo Gobierno admitió que “se inició en forma inmediata una investigación para determinar si existe un faltante de vacunas locales”.
¿¡Cómo!? Es inexplicable. No sabemos cómo en medio de una pandemia que arrasa Catamarca con más de 42.000 infectados y casi 500 muertos, donde toda la esperanza en salir de este infierno es la vacunación, aparecen vacunas en un domicilio cualquiera, presuntamente vinculado al narcotráfico. Espeluznante.
La salida fácil, imaginamos, es decir que alguien se llevó las vacunas o los frasquitos usados sin permiso (se habla de una joven enfermera), pero ese no es el punto. Eso no explica nada.
No se trata de que alguien quiera llevárselos, se trata de cómo pudo llevárselos.
Muchos quisieran entrar a la bóveda de un banco y llevarse unos billetes de recuerdo, pero no pueden hacerlo. No importa si quieren o no, no pueden.
¿Alguien entiende lo peligroso que es poner en circulación esos frasquitos? ¿Cómo puede saberse a manos de quién o quiénes van a parar? ¿Y si los rellenan con cualquier sustancia y los venden en un mercado negro? ¿Y si los llenan con algún líquido peligroso? ¿Y si les ponen un relleno trucho y los cambian por vacunas reales? Evidentemente tienen acceso al lugar donde se aplican las vacunas. ¿Qué tratamiento se da a los residuos sanitarios? ¿Cualquiera que tiene ganas levanta las cosas y se las lleva a su casa? ¿No hay protocolos? ¿Quién controla? ¿Podrían aplicarse vacunas clandestinamente, sean reales o truchas?
Hay muchas cuestiones por aclarar y por ahora todas son preguntas. Detrás de la aparición de los frasquitos se pone en tela de juicio todo el sistema. Y las responsabilidades tendrán que revelarse de manera urgente, porque nadie puede estar tranquilo después de lo ocurrido.