El elefante sigue engordando

Mucho se habla desde tiempos inmemoriales de promover el empleo privado, de inversiones millonarias, promociones industriales, industrias sin chimeneas, desarrollo del agro, oro verde, oro blanco y la mar en coche. Pero “la única verdad es la realidad” decía el General, y la realidad es que el empleo público crece y crece y crece.

Con radicales, con peronistas, con castillistas, corpacistas o jalilistas, todos hacen lo mismo: nombrar más y más gente.

Ahora se presentaron los presupuestos de ese sitio tan fundamental para el funcionamiento de la provincia, tan productivo y necesario como la Legislatura, y ya se anticipó que en la lista de empleados se agregarán cerca de 200 personas.

La pregunta es ¿Para qué? 200 personas más, ¿para qué? Si en un año y medio con la pandemia no apareció casi nadie y la sociedad ni se enteró, porque de los miles de empleados la mayoría cumple horario, toma mate o ni va a trabajar.

El tema es que cada gestión que pasa nombra su gente, sus amigos, paga sus favores políticos, mete familiares, parientes, novias, hijas, yernos, etc. Y se sigue tirando de la cuerda como si fuera infinita.

Para colmo, ya se sabe que hasta el cargo más insignificante en la Provincia son como los jueces de la Corte Suprema: ¡son todos inamovibles! No se puede echar a nadie, no se puede exigir que trabajen, no se pueden exigir horarios, nada. Hay una tonelada de derechos, un estatuto lleno de licencias y en la lista de obligaciones una sola: no cometer ningún delito delante de cámaras de seguridad, porque si no se llega a ese extremo, el empleado que pasó a planta ayer sabe que tiene sueldo de por vida y obra social y jubilación.

La Cámara de Senadores ya avisó que planea un incremento de más de 100 empleados en la planta permanente, lo que significa que habrá más de mil empleados para 16 senadores. Un desquicio.

Diputados no se queda atrás, y sumará 65 empleados más, con lo que serán más de 1.500 para asistir a 41 diputados.

En total, más de 2.500 empleados para 57 legisladores. Ni los zares de Rusia tenían tanto personal.

Esto es Catamarca: y hablamos de la Legislatura, que es de lo más chiquito. Si uno pregunta por la cantidad de empleados en Educación, Obras Públicas, en los municipios. Y sí, se agarra la cabeza.

Todos reconocen que es un problema. Todos reconocen que el Estado es un elefante. Pero nadie soluciona, al revés, lo siguen engordando.

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