El dólar flotante entra en escena: el Gobierno pone a prueba el nuevo régimen con respaldo del FMI y EE.UU

El Gobierno iniciará este lunes una etapa clave de su programa económico con la implementación formal del nuevo esquema de tipo de cambio flotante entre bandas, acordado con el Fondo Monetario Internacional. El debut del régimen llega acompañado por un gesto político y simbólico: la visita del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, quien se reunirá con el ministro de Economía, Luis Caputo, y con el presidente Javier Milei.

Bessent aterrizará en Buenos Aires el mismo día en que se pone en marcha la “Fase 3” del plan oficial. A las 10 de la mañana mantendrá un encuentro en el Palacio de Hacienda y una hora después será recibido en Casa Rosada. Además, participará de reuniones con representantes del sector privado. En los pasillos oficiales aseguran que fue el propio funcionario norteamericano quien solicitó la escala en Argentina, lo que es interpretado como un respaldo político al programa económico y al vínculo con el FMI.

A partir de este lunes, el tipo de cambio dejará de ser controlado mediante el crawling peg del 1% mensual. En cambio, se moverá dentro de una banda establecida por el Banco Central, que se reserva la facultad de intervenir incluso antes de que el precio del dólar toque los límites. La intención es que el mercado marque el rumbo, con margen para absorber presiones, pero sin permitir saltos abruptos que desestabilicen la economía.

La expectativa del Ejecutivo es que el nuevo régimen permita reducir la brecha cambiaria. Para eso, se prevé un ingreso de divisas cercano a los USD 19.600 millones en los próximos dos meses, provenientes del propio FMI, organismos internacionales y bancos privados. Ese flujo, sumado a futuras inversiones extranjeras, debería compensar el déficit de la cuenta corriente y estabilizar el tipo de cambio.

En el acuerdo con el Fondo, el Gobierno dejó asentado un plan de contingencia para casos de tensión cambiaria. Entre las medidas previstas están: suba de tasas de interés si cae la demanda de pesos, ajustes fiscales para sostener la acumulación de reservas y una liberación más gradual de los controles cambiarios. También se prevé una gestión activa de la deuda interna para evitar sobresaltos financieros.

La visita de Bessent cobra especial relevancia no solo por el respaldo político, sino también por la incertidumbre global tras el recrudecimiento de la guerra arancelaria impulsada por Donald Trump. Si bien el impacto directo sobre Argentina es limitado, el FMI advierte que los efectos colaterales podrían ser significativos, y por eso considera vital una “sólida planificación de contingencia”.

Por último, el informe del staff del Fondo difundido el viernes destaca que, aunque el arancel del 10% de Estados Unidos afectaría marginalmente al comercio bilateral —menos del 0,1% del PBI—, el riesgo está en el nuevo orden global que se perfila. La frase de un alto funcionario resume el clima en el Gobierno: “El mundo que conocíamos hasta hace unas semanas ya no existe”.