El dólar cruzó los $1.200 y generó debate: ¿oportunidad de venta o momento para esperar?

La última suba del dólar minorista en el Banco Nación, que lo llevó hasta los $1.215, no pasó desapercibida en el mercado financiero. Como suele ocurrir cada vez que se rompe una barrera psicológica redonda, aparecieron nuevas especulaciones y estrategias divididas entre economistas, operadores y analistas sobre si es momento de vender, mantenerse quietos o incluso esperar una corrección.

El economista Gustavo Ber sostuvo que en el contexto actual se percibe “una mayor inclinación a vender cerca de los $1.200”, destacando que los movimientos recientes del tipo de cambio se mantuvieron dentro del margen previsto por el esquema de flotación. En su visión, la consolidación del proceso de desinflación podría fortalecer la oferta privada mediante operaciones de ‘carry trade’.

Desde Aurum Valores, Pablo Repetto interpretó que la demanda sigue siendo genuina a estos precios, y subrayó la señal dada por el Tesoro al comprar dólares a $1.148 vía deuda. No obstante, consideró que, si bien una suba hasta los $1.200 era esperable, este nivel no amerita decisiones apuradas.

Otros especialistas como Fernando Baer, de Quantum Finanzas, recordaron que el nuevo esquema cambiario responde a la libre oferta y demanda, sin intervención directa del Banco Central. Para él, “la tasa de interés sigue siendo atractiva”, por lo que no adoptaría una postura compradora ni vendedora, sino que se ubicaría como tenedor de pesos.

Del lado más definido, Federico Domínguez se mostró vendedor a este precio, al considerar que los fundamentos monetarios apuntan a una estabilidad o retroceso del dólar. También Salvador Di Stéfano compartió esa visión: “Hay pocos pesos y la tasa es muy elevada. Es buen momento para vender”.

A la cautela se sumaron Belisario Álvarez de Toledo, quien pronosticó una fuerte liquidación del agro en junio que podría aflojar la demanda, y Juan Manuel Pazos, que dijo preferir posicionarse en tasas en pesos antes que comprar dólares a este valor. Para él, la estacionalidad del campo y las tasas altas reducen la necesidad de cobertura cambiaria.

Más tajante fue Francisco Díaz Mayer: “Arriba de $1.200 yo soy vendedor nato”. Explicó que estos niveles ya funcionaron como techo en el pasado y que, ante la liquidación de exportadores, la oferta superará pronto a la demanda.

Milagros Gismondi, desde Cohen, optó por una postura neutral en el corto plazo, e incluso recomendó instrumentos alternativos como bonos en dólares. Gustavo Quintana, por su parte, citó una máxima clásica: “Comprar barato, vender caro”. Aunque reconoció que el actual contexto argentino dificulta cualquier decisión, hoy se inclina levemente por no intervenir.