El dilema cambiario: ¿flotar el dólar o mantener el cepo? El desafío del próximo acuerdo con el FMI

La discusión sobre si el dólar debería flotar o mantenerse bajo control a través de un esquema de cepo es el tema central de la negociación con el FMI, que podría definir el futuro económico del país. Mientras que en Brasil, un aumento del 25% en su tipo de cambio el año pasado no causó alteraciones significativas, en Argentina cualquier movimiento en los dólares financieros desata reacciones inmediatas, como ocurrió esta semana cuando un incremento del 3,5% desató un pánico generalizado en los mercados.

En medio de la incertidumbre, el Banco Central debió intervenir para estabilizar los dólares financieros, fijando un techo en 1.300 pesos. Sin embargo, el episodio dejó en evidencia que el país todavía está lejos de lograr una unificación cambiaria exitosa sin desatar una crisis de confianza, algo que recuerda lo vivido al final del gobierno de Mauricio Macri.

Javier Milei, ha prometido salir del cepo cambiario hacia fin de año, pero advierte que esta vez no se debe repetir el error de una apertura mal gestionada, lo que podría obligar al gobierno a reinstaurar controles. Las reservas del Banco Central siguen cayendo, y las ventas de divisas de los exportadores aumentaron debido a la espera de un tipo de cambio más favorable.

El acuerdo con el FMI será clave para fortalecer las reservas y evitar una mayor caída, especialmente con la llegada de la cosecha gruesa. El mercado está expectante por las condiciones que el Fondo pedirá a cambio, ya que el acuerdo no será simplemente una extensión del programa anterior, sino uno de Facilidades Extendidas que buscará estabilizar el tipo de cambio a través de un proceso gradual.

El dilema radica en cómo gestionar este proceso de liberación del tipo de cambio sin generar un colapso económico. A pesar de las medidas, persisten dudas sobre la sostenibilidad del modelo y la presión que ejercen las diferentes partes involucradas. El desafío del gobierno será no solo recuperar la estabilidad, sino también encontrar el camino hacia una unificación cambiaria que no desate un nuevo ciclo de especulación y crisis.