Al advertirle a la sociedad, palabras más, palabras menos, que si lo llegan a meter preso se tienen que olvidar todos de cobrar, el rey del Bitcoin Adhemar Bacchiani dejó en jaque al Gobierno, a quien señala como responsable directo de sus desgracias.
El trader que ayer nomás anticipaba sus deseos de ser gobernador, mostró así que puede tener serios problemas con los números, pero domina bastante bien el tema político, porque desató un terremoto en Casa de Gobierno, o el predio donde ahora dicen que está la Casa de Gobierno, que en realidad está vacía.
Porque sacándose el uniforme de acusado para ponerse el de acusador, Bacchiani multiplicó las internas en el Gobierno, que, para decirlo rápido y sin vueltas, no sabe qué mongo hacer con él.
Las opiniones están divididas, hay enojos, acusaciones, rumores por la espalda y teorías de todos los colores, pero podrían resumirse en cuatro grandes grupos. Aclaración, todos los grupos tienen líderes pesos-pesados en el funcionariato.
GRUPO A – LOS HARTOS
Son los que quieren ponerle un coto a esta situación, que ya lleva meses, y caerle con todo el peso a Bacchiani y a las otras financieras. “No negociamos con terroristas”, dicen en Estados Unidos, y ellos piensan parecido. Ya están cansados de las extorsiones mediáticas y las amenazas veladas de Bacchiani. “El tomo un compromiso y no lo puede cumplir, que se haga cargo, con nuestro silencio le hacemos el juego y nos maneja como quiere”, sostienen. Quieren pasar al ataque y cargar todo el peso de la crisis en los dueños de las financieras, que son los que prometieron las ganancias millonarias y ahora no pueden pagar. Creen que están a tiempo de despolitizar el tema.
GRUPO B – LOS INTERESADOS
Son los funcionarios que tienen mucha plata metida en “bitcoin”, “pirámide” o lo que sea. Apostaron fuerte y quieren cobrar. Le calientan la oreja a quienes deciden para que se llegue a un arreglo y que la plata aparezca de donde sea para que todo tenga un final feliz. No hacen su reclamo a viva voz, porque tienen miedo de verse obligados a responder por los fondos que manejan, no siempre de origen transparente. Tienen apoyos muy fuertes, de inmaculados sectores también desesperados por un salvataje.
GRUPO C – LOS LÓGICOS
Son altos funcionarios que no tienen plata metida en la timba, pero creen que hay que arreglar porque si el panorama empeora se los va a llevar puestos a todos. Creen que perder plata es el menor de los males, y que si el escándalo se sale de control se caerá el gobierno completo. Sacando cuentas, apuestan por el mal menor: la plata se va a recuperar, el poder no. Creen que las figuras de la oposición que están metida ayudarán a tapar el “tomuer”.
GRUPO D – LOS ASUSTADOS
No quieren que se deje caer a Bacchiani, porque les preocupa el impacto en los sectores medios y bajos. No piensan tanto en los ricachones sino en los que hicieron vaquitas, sacaron préstamos y vendieron bienes para sumarse al tren de la alegría. Es mucha gente que queda en banda. Cuando algunos parecen decididos a salir con los tapones de punta, intentan poner paños fríos.
Las internas se calientan porque tienen nombres propios. Y nadie sabe para dónde disparar. Por eso pasan los días sin novedades. La estrategia no se define, y la bola de nieve es cada vez más grande. Hay un costo político en puerta, y todo es cuestión de saber quién lo paga.