“El Casco Rosa”: La técnica tucumana contra pérdida de cabello durante la quimioterapia

En la provincia de Tucumán, un grupo de mujeres valientes ha dado vida a un espacio único de apoyo denominado “El Casco Rosa”, con el objetivo de brindar asistencia a quienes enfrentan la batalla contra el cáncer de mama. A través de la innovadora técnica de los “cascos fríos”, están abordando uno de los desafíos más difíciles de la quimioterapia: la pérdida de cabello.

La historia tuvo su inicio en 2009, cuando Paula Estrada, quien también había experimentado el impacto del cáncer de mama, se enteró de una máquina de enfriamiento en Estados Unidos que podía prevenir la caída del cabello durante las sesiones de quimioterapia. A pesar de que esta tecnología aún no había llegado a Argentina, Paula y Gabriela Tosi, otra de las fundadoras, se propusieron replicar el proceso en su país natal.

Estrada dedicó tiempo y esfuerzo en investigar y diseñar cascos flexibles con geles fríos que mantuvieran su flexibilidad incluso al congelarse. Estos geles se unen de manera adaptable para formar un casco que se ajusta a la forma única de la cabeza de cada persona. Estos cascos fríos se utilizan antes, durante y después de la sesión de quimioterapia. Al enfriar el cuero cabelludo, estos cascos crean una barrera que dificulta el acceso de la medicación al cabello, ayudando así a prevenir su caída.

“Cuando recibes el diagnóstico de cáncer, es natural imaginar lo peor, y sabemos que para enfrentar esta situación, la fortaleza psicológica es esencial. Sentirse lo mejor posible es crucial, y el cabello para nosotras posee un valor simbólico profundo”, compartió Gabriela Tosi en una entrevista con Télam. El cabello va más allá de una simple característica física; es un símbolo de identidad y autoexpresión.

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