El Banco Central volvió a emitir fuerte

En mayo la expansión monetaria no pasó inadvertida al sumar casi $258.300 millones. ¿Qué pasó? Sencillo, el Tesoro requirió la ayuda del BCRA para cerrar el mes. Entre venta de divisas y uno que otro artilugio, el Sector público fue el principal factor de expansión monetaria del mes pasado por cerca de $235.000 millones. Todo lo contrario del primer trimestre en el cual fue netamente contractivo en más de $430.000 millones. Lo que se reflejó en la caída de la base monetaria. Claro que eso no significa que no haya habido emisión sino que se esconde bajo la alfombra de las Leliq. Pero ya desde abril las cosas cambiaron. Al Tesoro no le fue tan fácil conseguir el rollover de los vencimientos de la deuda en pesos y encima pisaron el acelerador del gasto primario. Así el sector público fue factor de expansión monetaria por casi $376.000 millones.

Pero lo que no hay que soslayar es que todo esto está ocurriendo bajo el escenario de una sostenida caída de la demanda de dinero, o sea, una huida del peso por parte de la gente. En pocas palabras, la economía se está desmonetizando. ¿Y eso en qué influye? Que a diferencia de lo visto en la época de oro del kirchnerismo, cuando se inyectaban pesos a la economía y la inflación ni se mosqueaba, ahora es todo lo contrario. De modo que amén que el proceso inflacionario ya está lanzado, lo que ocurra con la emisión sigue siendo clave. ¿Qué paso en mayo?

Según datos del BCRA, a cargo de Miguel Pesce, la compra neta de divisas al sector privado implicó una expansión de casi $91.300 millones, más otros $293.500 millones por compras al sector público. A eso se sumaron, otros $85.500 millones vía retiro de depósitos oficiales en el BCRA, que fueron más que compensados por la absorción cercana a $144.000 millones por cancelación de Adelantos Transitorios (que fue posible vía el artilugio de venderle al BCRA dólares de los DEG que envió el Fondo y así recuperar capacidad de emisión por sobre el límite de la Carta Orgánica y la meta con el FMI). Hasta acá (compra de divisas y Sector público) la emisión totalizaba más de $326.000 millones. Pero aún faltaba el pago de intereses (por la deuda remunerada) que sumaron casi $167.000 millones más. Así la emisión rozaba a medio billón de pesos ($495.000 millones). Ahí entraron a operar las aspiradoras del Central, Pases y Leliq, a través de las cuales el BCRA absorbió $36.000 millones y $193.000 millones respectivamente. De esta manera el BCRA convalidó una expansión de base de $258.300 millones en mayo. Al respecto, dos datos a tener en cuenta, para el futuro mediato: el pago de intereses ya acumula en los primeros cinco meses del año, $698.000 millones; y el stock de deuda remunerada (Pases y Leliq) supera los $5,6 billones.

El último Informe Monetario del BCRA da cuenta que, en términos reales y ajustados por estacionalidad, los medios de pago (M2 privado transaccional, excluidos los depósitos a la vista remunerados de empresas y prestadoras de servicios financieros) habrían registrado en mayo una contracción de 2,3%, anotando cuatro meses consecutivos de caída. “La disminución se explicó tanto por el comportamiento de los depósitos a la vista no remunerados como del circulante en manos del público. De este modo, en términos interanuales el M2 privado habría presentado una contracción del orden del 4,6% a precios constantes”, explicó el BCRA. Como bien dicen en el mercado, “si esto no es huida, la huida dónde está”. En tal sentido, la consultora Ferreres ilustro este fenómeno advirtiendo que la velocidad en la que circula el dinero aumentó 25% desde el inicio de 2022 y 98% desde marzo de 2020. Por ejemplo, hoy cada peso se usa 18 veces por año, cuando antes el promedio era de 12 veces. Esto significaría que al circular 12 veces por año cada peso le gente cobra y se mantiene algo de efectivo pero al pasar a 18 veces, el dinero rota dentro del mes, explica la consultora. Estos guarismos son una señal de alerta en caso de un salto inflacionario. Si bien el BCRA da cuenta tanto de la caída consecutiva del agregado “M2 privado transaccional”, del “M3 privado” (incluye plazos fijos) y que el circulante en poder del público se mantiene en torno a sus mínimos registros de los últimos 15 años, considera que “el bajo nivel de demanda de dinero está, en parte, vinculado con una mayor demanda relativa de depósitos a la vista, dado el creciente uso de medios de pago electrónicos verificado en los últimos años”.

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