Dr. Jeckyll y Mr. Hyde

El peronismo catamarqueño anda como bola sin manija, desorientado ante el avance de un Milei que arrasó en las elecciones y dejó a la provincia manejando a contramano en plena avenida.
En el paraíso del empleo público y los ñoquis, las políticas libertarias son un dolor de cabeza, y el oficialismo provincial no tiene idea de qué hacer.
La falta de conducción y coherencia se vio clarito en la Asamblea Legislativa, donde los políticos se sientan un rato en las butacas del cine y después hablan hasta por los codos.
Pero el problema es lo que dicen, y ahí sale a la luz que el PJ Catamarca no sabe dónde está parado ni para dónde disparar.
¿Por qué? Bueno, basta con analizar lo que dicen la exgobernadora Lucía Corpacci y el actual gobernador Raúl Jalil, que son además y al mismo tiempo presidenta y vicepresidente del PJ local.
“Hay que acompañar al gobierno de Milei”, dice Jalil.
“Este es un gobierno desalmado”, dice Corpacci.
“Gracias a Caputo por recibirme”, dice Jalil.
“La Ley Bases es un espanto”, dice Corpacci.
A propósito, Corpacci celebró el aumentazo que se regalaron los senadores entre risas, al decir que gana poco comparada con un “tuitero de Milei”. Y está bien, si cobráramos un sueldo como el de ella también para nosotros también sería divertido.
De paso cañazo vallaron toda la plaza, aunque no hacía falta porque no fue casi nadie, sólo la gran familia de funcionarios, familia literal, porque entraban padres-hijos-esposos-primos, en fin, los que se reparten la torta del dinero público.
Contamos estas cosas porque del discurso no se puede decir nada, porque Jalil no dijo nada. Tibio por naturaleza y por toda la eternidad, no hizo ni una sola referencia a la situación política, sólo repitió cosas que dice todos los años y enumeró detalles de obras una y otra vez. La nada misma, como que el gran anuncio fue que a los seis meses los contratados estatales quedan en planta, algo que es así hace décadas y que no significa otra cosa que seguir engordando el elefante del empleo público.
Cumplió con el trámite hablando sin decir nada, con fotitos y colores para que el auditorio no se aburriera tanto, y siguió hablando de la minería como el camino a la salvación, lo mismo que los catamarqueños venimos escuchando hace treinta años.

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