El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió este viernes con un mensaje en su red social Truth Social en el que reconoció que su país “perdió a Rusia y a la India frente a China”, en un contexto de creciente acercamiento entre esas naciones.
“Parece que hemos perdido a India y Rusia ante la China más profunda y oscura. ¡Que tengan un futuro largo y próspero juntos!”, escribió el mandatario, según reprodujo el portal Actualidad RT. El posteo estuvo acompañado por una imagen de Vladímir Putin caminando junto a Xi Jinping y Narendra Modi durante la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS).
De acuerdo con un análisis citado por The Wall Street Journal, la cercanía entre Moscú, Pekín y Nueva Delhi envía una señal clara a Washington. “El trato indulgente del presidente Trump hacia Vladímir Putin no ha hecho nada para alejar a Rusia de China. Su trato brusco hacia Narendra Modi, en cambio, está empujando a la India más cerca de Rusia y acercando sus relaciones con China”, opinó Michael Fullilove, director ejecutivo del think tank australiano Lowy Institute.
Pese a este reconocimiento público, en declaraciones previas Trump había relativizado la importancia del fortalecimiento del eje Moscú-Pekín. “No estoy preocupado en absoluto. Tenemos el Ejército más fuerte del mundo. Nunca usarían sus Fuerzas Armadas contra nosotros”, afirmó.
La relación bilateral entre Washington y Nueva Delhi atraviesa un momento delicado, afectada por las presiones comerciales de la Casa Blanca para que India deje de adquirir petróleo ruso. Este escenario se suma a las tensiones diplomáticas por la postura india en los foros internacionales.
El descargo de Trump se conoció apenas un día después de que criticara la ceremonia organizada por China para conmemorar el fin de la Segunda Guerra Mundial. Según el mandatario, el acto “debió haber destacado el papel de Estados Unidos en la derrota de Japón”.
La celebración en Pekín incluyó un desfile militar, recepciones oficiales y una gala artística con la presencia de 26 delegaciones internacionales, entre ellas las de Rusia y Corea del Norte, cuyos presidentes, Vladímir Putin y Kim Jong-Un, fueron invitados de honor.