Este domingo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, participó del multitudinario funeral de Charlie Kirk, el activista de ultraderecha asesinado el pasado 10 de septiembre. El acto se llevó a cabo en el Estadio State Farm de Glendale, Arizona, y reunió a decenas de miles de personas que homenajearon la figura del joven dirigente.
Arizona se había convertido en el estado adoptivo de Kirk, quien creció en los suburbios de Chicago y fundó la organización Turning Point antes de trasladarla a Phoenix. La magnitud del evento reflejó la influencia que tuvo en el movimiento conservador norteamericano.
Junto a Trump estuvo su vicepresidente, J.D. Vance, quien pronunció un discurso en honor al activista. Vance destacó que la defensa y compromiso de Kirk con los valores conservadores fue una de las razones por las cuales el mandatario lo eligió como compañero de fórmula. Además, el vicepresidente trasladó el féretro de Kirk desde Utah a Arizona a bordo del Air Force Two, apenas un día después de su muerte, y posteriormente ofició como conductor invitado del popular podcast que lideraba el joven.
La ceremonia también contó con la presencia de Erika Kirk, viuda del activista, quien asumió el cargo de directora ejecutiva de Turning Point tras la muerte de su esposo. En sus palabras, reafirmó el compromiso de continuar con la misión de la organización de promover el conservadurismo y la libertad de expresión.
El asesinato de Kirk reavivó el debate en Estados Unidos sobre la seguridad de los activistas y los límites de la libertad de expresión. El funeral, realizado en un estadio con capacidad para 63.000 personas.
