La Fundación Pensar presentó un informe sobre la situación de la pobreza en Argentina, en el cual se destacan fuertes críticas a los gobiernos kirchneristas y se cuestiona la efectividad de las políticas sociales implementadas en las últimas décadas. Sin mencionar directamente a Javier Milei, el documento señala la necesidad urgente de reorientar la gestión gubernamental para abordar de manera más efectiva la pobreza estructural.
El informe se enfoca en la ineficacia de los planes sociales, el empleo público y el incremento del gasto social como herramientas para reducir la pobreza. Aunque reconoce que la intervención del Estado ha contribuido a atenuar la indigencia, advierte que no ha sido suficiente para resolver el problema de fondo. En el análisis se subraya cómo, a pesar de los esfuerzos estatales, los índices de pobreza estructural en el país se han mantenido altos durante las últimas cuatro décadas, sin mostrar una mejora significativa.
Uno de los aspectos más alarmantes del informe es la situación de la primera infancia en Argentina. Según el documento, actualmente un millón y medio de niños se ven obligados a saltarse al menos una comida al día, lo que evidencia la necesidad de fortalecer las políticas contra el hambre. El informe subraya la importancia de no abandonar la inversión estatal en este aspecto clave para el futuro del país.
Por su parte, Diego Figueroa, presidente del PRO en Catamarca, opinó sobre el contenido del informe, manifestando su preocupación por los índices de pobreza en Argentina. Según Figueroa, la situación actual es el resultado de las políticas macroeconómicas implementadas recientemente. “Es claro que los índices de la Argentina son malos porque las variantes macroeconómicas que se han desarrollado en estos últimos tiempos han puesto al país en una situación de pobreza preocupante”, afirmó.
Figueroa también se refirió al proceso de ajuste que lleva adelante el gobierno nacional, señalando que si bien este ha tenido un impacto negativo en lo social, también ha mostrado signos de recuperación en otros aspectos. “La Argentina ha dejado de caer”, aseguró, aunque reconoció la gravedad de la situación en términos de pobreza e indigencia.
Otro de los puntos mencionados por Figueroa fue el alto nivel de informalidad laboral en el país, que, a su juicio, distorsiona las estadísticas sobre la pobreza. “Hay mucho trabajo informal en la Argentina y eso hace que estos indicadores se vean distorsionados”, explicó. A pesar de ello, no negó la existencia de altos niveles de pobreza e indigencia, pero sugirió que los métodos de medición de los índices deberían ser revisados. “Creo que los indicadores y la forma en la que se toman los índices de pobreza tienen que cambiar”, concluyó.