Una vez más, como lo viene haciendo insistentemente desde que los acreedores presentaron la última contrapropuesta, el Gobierno ratificó hoy que la oferta presentada ante la Securities & Exchange Commission (SEC) es la última y que no habrá ni un centavo más para pagarle a los inversores. Lo hizo primero el ministro de Economía, Martín Guzmán, en declaraciones a Bloomberg TV, y luego el presidente Alberto Fernández, en el acto de apertura del Hospital General de Agudos Doctor René Favaloro, en La Matanza.
La carta que los tres grupos de bonistas -Ad Hoc, Exchange Bondholders y Comité de Acreedores- le enviaron ayer a Guzmán renovó el malestar que hay en el Gobierno con los fondos, especialmente con Blackrock, que, según ellos, están queriéndoles marcar la cancha desde el primer día de la negociación.
La carta fue una demostración de fuerza por parte de los acreedores, y el Gobierno respondió con el mismo ímpetu de los días previos: no habrá cambios.
Concretamente, en la misiva, los tres grupos le comunicaron al ministro que lograron el respaldo de otros fondos a su propuesta, por lo que ahora tienen el aval de acreedores que, en su conjunto, poseen el 51% de los bonos globales -emitidos durante el macrismo- y el 60% de los títulos emitidos en los canjes de 2005 y 2010. En otras palabras, le dijeron que tienen los números como para lograr bloquear la reestructuración. Vale recordar que para que el proceso resulte válido, el Gobierno debe lograr el 66,6% de todos los bonos elegibles o el 50% de los títulos M y de los K.
Así como la carta generó un nuevo repudio por parte de las autoridades argentinas, la respuesta oficial también provocó un fuerte malestar entre los acreedores, quienes acusan al ministro Guzmán de no querer “negociar y de negar la realidad”.
En otro de los grupos remarcaron que “nunca hubo negociación”, sino que el Gobierno planteaba su propuesta y como no podía discutirse porque la hacía pública, luego los acreedores hacían su contraoferta.
La gran pregunta es qué sucederá al final del camino, cuando realmente venza el plazo para aceptar la oferta. Lo más probable es que esa fecha no sea el 4 de agosto, sino que se extienda entre 15 y 20 días más.
El Gobierno quiere evitar que la Argentina siga en cesación de pagos, pero asegura que no está dispuesto a hacerlo, si ello implica un mayor ajuste para la sociedad. Reconoce también que tampoco les sirve a los acreedores quedarse con un título a precios de default y con una posibilidad de acuerdo futuro a un valor mucho más bajo que los USD 53,5 por cada USD 100 ofrecidos hoy. Los analistas expertos en la materia afirman que las partes están jugando al poker y que al final del día habrá acuerdo. El dilema ahora, habiendo sostenido un discurso tan firme de ambos lados, es cómo harán para modificarlo sobre el final.