En la madrugada del sábado, el Departamento Trata de Personas de la Policía Federal detuvo a Ezequiel Guazzora, que pasó 67 días días prófugo, acusado de los delitos de abuso sexual con acceso carnal y corrupción de menores. Su captura fue dictada el 15 de agosto y una recompensa de $4 millones para quien lo entregara, ofrecida por el Ministerio de Seguridad de la Nación. La víctima es una adolescente de 16 años de edad.
El periodista -que fue precandidato de Principios y Valores, el partido encabezado Guillermo Moreno, antes empleado en blanco de la Auditoría General de la Nación y la Municipalidad de Merlo, entre otros empleos- fue detenido, precisamente, en Merlo, en un domicilio en la calle Carlos Tejedor, en un domicilio donde se ocultaba con otro hombre, que sería un amigo suyo. Había rapado su cabeza y aumentado notablemente de peso. Detectives del caso aseguran que Guazzora cambió tres veces de celular durante su fuga.
Al ver a los detectives, aseguran fuentes del caso, Guazzora se mostró visiblemente asustado. Incluso, aseguró ser “un perseguido político”.
Insólitamente, la Justicia todavía no adoptó temperamento contra el hombre que refugiaba a Guazzora. Por lo pronto, no será acusado de ningún delito.
La investigación de la División Trata de Personas -que depende de la Superintendencia de Investigaciones Federales- incluyó una serie de rastreos telefónicos, intervenciones y geolocalizaciones, con una causa a cargo del Juzgado N°54 de Santiago Bignone. La oferta de la recompensa surtió efecto: un testigo realizó un llamado clave para aportar información a la línea 134.
Así, tras su arresto, será trasladado a una celda de la central del Departamento Trata de Personas en la zona de Villa Luro, a la espera de su indagatoria.
La causa contra Guazzora había comenzado tras una denuncia de la Red Alto al Tráfico y la Trata (RATT Argentina) ante la Procuraduría de Trata y Explotación de Persona
El periodista, asegura un documento judicial, “habría pactado un precio con la madre de una menor para que le permita acceder carnalmente a ésta contra su voluntad en su domicilio; a tal fin, la joven habría concurrido a su vivienda con su progenitora, donde habrían colocado alguna sustancia en su bebida que la dejó adormilada, y así perpetrado el abuso mientras la madre consumía los estupefacientes que le habría provisto el encausado”.
Es decir, según la imputación, drogó a la hija para violarla, mientras la madre se drogaba también.