De oruga a mariposa

Los políticos son políticos, van y vienen con sus ideas y sus conveniencias, se pelean, se enamoran y se vuelven a pelear. Ya deberíamos estar acostumbrados, pero hay cosas que no dejan de sorprender.

Ver al Grillo Ávila aplaudiendo a rabiar a Oscar Castillo, a los abrazos con Juana Fernández y la UCR en pleno, dejó a más de uno con la boca abierta, porque tampoco pasó un siglo: ayer nomás Avila andaba aplaudiendo a rabiar a Lucía Corpacci, a los besos con Raúl Jalil y la muchachada peronista.

Es de sabios cambiar de opinión dicen, y debe ser así. Pero el Grillo era peronista, peronista de los de antes, de toda la vida.

Dicen que se enojó cuando el jovencito Sebastián Nóblega lo desplazó de la intendencia de Tinogasta, porque entiende que no lo podría haber hecho sin el guiño y la ayuda de Casa de Gobierno, más allá de que Nóblega tenía mucho para bajar porque estaba en ANSES.

Como sea, el Grillo pegó el portazo y se fue, armó su propio espacio y hay que decir que le fue muy bien. Consiguió una banca en la Legislatura casi solo, y disparó con todo contra el gobierno del que, de alguna manera había formado parte.

Hace tiempo que se porta como un opositor más: es un opositor más y eso no sorprende. Pero ya verlo metido en una fiesta de comité no deja de ser una imagen fuerte.

Lo que dice es que Juntos por el Cambio solo no le puede ganar a Raúl Jalil. Y obviamente sabe que él solo tampoco puede ganar una gobernación.

Entonces lo que se está gestando, palabras más palabras menos, es otro Frente Cívico y Social.

Así como allá por los noventa se unió toda la oposición para ganarle a Ramón Saadi, ahora son varios los que piensan que si se une toda la oposición pueden cortar la racha de victorias del FPV, FDT, etc… que vienen gobernando sin despeinarse desde 2011.

Nace otro FCS, y por lo visto ya tiene su pata peronista

¿Hasta dónde llegará el romance y la aventura? ¿Cuántos estarán dispuestos a acompañar? ¿Cómo harán para repartir una torta donde son tantos los que se quieren servir? Veremos qué pasa, la superalianza está verde… pero está germinando.

Y el Grillo ya peló su remera celeste.

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