El Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones enloqueció a todos los políticos, que llevan semanas sin hablar de otra cosa, una discusión bizantina porque el tema ya viene cocinado hace rato, pero todos sienten que es su momento de hablar y opinar. Se reúnen, analizan, se vuelven a reunir, vuelven a analizar, y hablan y hablan mientras el Gobierno trata de meter presión y sigue con que van a llegar miles de miles de millones de dólares para todos si se adhiere al RIGI.
Mucho gre gre para decir Gregorio, mientras casi todas las demás provincias ya adhirieron y acá se sigue debatiendo hasta el infinito.
Y como para pensar mal sobra la gente, ya muchos piensan que hay diputados que quieren sacar una tajada y ponerle precio a su voto. Eso pasa porque el Gobierno ya mostró su desesperación porque se apruebe el tema, y lo más loco es que la oposición está de acuerdo, entonces el barullo se le arma en el propio bloque oficialista.
Acá es donde se nota que Raúl Jalil no tiene gente propia en la Legislatura, y la que sí tiene su gente ubicada en cómodas bancas es Lucía Corpacci, que habla pestes del RIGI y hasta voto en contra en el Congreso. Como el fanatismo de los corpacistas es total, se descuenta que varios de sus seguidores van a votar en contra pase lo que pase.
Y estos dimes y diretes dan lugar a especulaciones, porque la fecha de la votación se acerca y sigue habiendo muchos indecisos. Entonces más de uno cree que muchos se hacen las estrellas para ver si ligan algo. Una moneda quizás… “yo apruebo, pero, ¿qué me llevo? ¿cuánto hay para mí?”.
Mucho ojito porque no lo decimos nosotros, lo dijo hasta uno de los diputados. El libertario Adrián Brizuela lo señaló con todas las letras: “Jujuy ya aprobó su adhesión. En Salta ya tiene media sanción el proyecto. Mientras tanto en la Cámara de Diputados de Catamarca seguimos discutiendo el sexo de los ángeles”… y qué pasa en Catamarca es la duda, ¿qué se busca? Quizás “¿Ganar tiempo, disipar dudas con la reglamentación o esperar a que suban las acciones de los indecisos? El mercado presente”, acusó Brizuela.
¿Será? ¿Cuánto se paga un voto? ¿Realmente lo necesita tanto el Gobierno, o no le hace falta?
Hasta que no se vote, las dudas van a seguir. Y las sospechas también…
