¿Cuántas financieras hay?

Todo empezó con la famosa historia de Egdar Bacchiani, el “Pelado” que se presentaba como “forjador de millonarios” y prometía hacer ricos a los catamarqueños que le entregaran dinero, devolviéndolo con intereses de película, siete veces más altos que los bancos.

Se sabe, cada vez se metió más, y más gente, hasta que la cadena de pagos se cortó, y ahí empezó el desastre.

Los seguidores de Bacchiani, que lo veían como a un semidios, de pronto quieren verlo en la cárcel. Pasaron del amor al odio y de la admiración al rencor. Hasta ahí, todo lógico.

El tema empezó después, porque empezaron a llover denuncias y más denuncias. Y Bacchiani ya no estaba solo en el banquillo de los acusados.

De pronto cayeron, como piezas de dominó, RT Inversiones, STratton Sierra, Callvu, Beta Bank, etc, etc… y la pregunta es: ¿cuántas financieras operan en Catamarca?

Y la segunda pregunta es: ¿en realidad son tantas o es siempre la misma?

Porque el amo de los bitcoin y las criptomonedas era Bacchiani. El que tuvo problemas fue Bacchiani. ¿Por qué caen todas detrás suyo?

Acá no hubo un problema general como la estampida del dólar, el corralito, el efecto tequila o el efecto arroz, o una de esas crisis que arrasa a todos por igual. ¿Qué pasó?

Hay dos teorías.

Una es que el desplome de Bacchiani arrastró a las demás porque se perdió la confianza, y todos reclamaron para retirar su dinero. Claro está que si todos se quieren ir a la vez, el sistema se derrumba. Pasaría lo mismo en los bancos. Pero acá las financieras sucumbieron primero y sucumbieron solas: la gente empezó a protestar primero y a denunciar después, cuando dejaron de pagar: no para retirar todos los fondos. Se armó lío cuando dejaron de pagar las cuotas.

Entonces sale la segunda teoría. Que en realidad hubo siempre una sola gran financiera, la de Bacchiani, y las demás eran satélites de la misma empresa, como poceros con oficinas propias, que se aventuraron a buscar sus ganancias con sello propio, y en realidad lo único que hacían era juntarla para dársela al Pelado. Por eso, al caer la cabeza, cayeron todos.

Ese es un tema. El otro es la legalidad o ilegalidad de la operatoria. Si era una estafa piramidal, el final estaba cantado. Esos sistemas siempre funcionan al principio, hasta que se agotan los que aportan y se desinfla el negocio. Pasó miles de veces.

Ahora dicen que Bacchiani tiene plata, y todo se complica. Si tiene la plata, ¿por qué no pagó? Si no iba a pagar, ¿por qué no huyó? Si va a pagar, ¿para qué se come un mes de cárcel?

El Pelado le erró al cálculo y todo le salió mal… ¿o calculó hasta este tropiezo y todo le va a salir bien?

La indignación de los que pusieron plata se entiende, pero eso no prueba que haya un delito. ¿Tenían renta garantizada o era una inversión de alto riesgo? Nadie los obligó a invertir… ¿les quedará lugar para quejarse? A ellos no les importa la suerte de Bacchiani: quien que pague y nada más. Si va preso o no es otro tema. Pero a Bacchiani sí le importa.

¿Estará contra las cuerdas o estará seguro de que sale de esta limpito?

El caso es bien complicado, y hay una gran presión social. Cada día que pasa, el panorama se hace más enredado y será más difícil salir. Si es que quieren salir. Porque más de uno quiere que esta pesadilla se termine antes de la campaña.

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