Cristina y Macri en la encrucijada política: ¿al servicio de Milei?

En los últimos días, el gobierno de Javier Milei ha retomado la iniciativa política con una serie de medidas orientadas al achicamiento del Estado: desde la disolución de la AFIP y la privatización del Belgrano Cargas, hasta la subasta de edificios oficiales y el recorte de altos salarios. Estas decisiones buscan posicionar la política de la “motosierra” en el centro del debate, a pesar de que la mayoría de las propuestas aún no se pueden implementar de inmediato.

El impulso por avanzar en estas reformas lo dio el propio Milei, quien instruyó a su equipo para que comunicara los cambios en la agencia impositiva de manera apresurada, sin tener los detalles finalizados. La urgencia dejó a muchos sin previo aviso, incluyendo a Eduardo Mallea, quien se enteró de su desplazamiento en la Aduana mientras se encontraba en Bruselas.

A pesar de las desprolijidades, el oficialismo ha recuperado cierto entusiasmo. Incluso la resistencia interna a la designación de Andrés Vázquez en la Dirección General Impositiva no ha mermado la sensación de avance en el gobierno. Sin embargo, las órdenes que deberá seguir Vázquez aún están por definirse.

En este contexto, figuras clave del ámbito político han adoptado posturas que, intencionalmente o no, contribuyen al avance de Milei. Tal es el caso de Cristina Kirchner y Mauricio Macri. Cristina, por un error de cálculo, provocó una inédita dispersión en el peronismo tras intentar asumir el liderazgo del PJ nacional y no lograr alinear a su partido. Su estrategia inicial consistía en imponer candidatos propios, pero al no tener éxito con figuras como Wado de Pedro o Lucía Corpacci, decidió liderar directamente, con resultados poco favorables.

Cristina tampoco previó la resistencia de algunos de sus aliados históricos, como el gobernador Axel Kicillof, quien ha emergido como una figura con aspiraciones de liderazgo en la provincia de Buenos Aires, poniendo en cuestión el control que el kirchnerismo ha ejercido. Además, varios intendentes han criticado la discrecionalidad con la que se manejan programas destinados a municipios alineados con La Cámpora.

Por su parte, Macri también ha mostrado un interés particular en la agenda de Milei, apoyando iniciativas en la Ciudad de Buenos Aires que han provocado tensiones dentro del PRO. Aunque existe un morbo implícito respecto a un eventual triunfo libertario en la capital, el expresidente ha estado trabajando en la estrategia del partido, no descartando alianzas estratégicas en función del contexto electoral.

La posible fragmentación del kirchnerismo en varias facciones —entre Cristina y La Cámpora, Kicillof, Sergio Massa y Juan Grabois— presenta un escenario de incertidumbre. La disputa por el liderazgo en la provincia de Buenos Aires, que representa un tercio del padrón electoral, será crucial para definir el rumbo del espacio peronista.

Mientras tanto, la política de alianzas sigue su curso. El PRO y el gobierno mantienen una relación ambigua, en la que coexisten la cooperación y la competencia. Algunos sectores del oficialismo prefieren explorar una alianza amplia, mientras que otros optan por la independencia electoral, dependiendo de cada distrito.

Con la polarización creciente y la reorganización de las fuerzas políticas, el panorama electoral de 2025 se perfila como un terreno incierto. Las proyecciones indican que el bloque de Milei podría aumentar su representación en el Congreso, lo que lo posicionaría aún mejor para avanzar en su agenda de reformas.

Las discusiones sobre las fechas de las elecciones y la posibilidad de adelantarlas en la provincia de Buenos Aires para evitar coincidencias con la elección nacional están sobre la mesa, siendo Kicillof uno de los principales interesados en separar los comicios para minimizar la influencia de factores externos en la votación local.

La política argentina se encuentra en una fase de realineamiento, con movimientos estratégicos que podrían cambiar el balance de poder en los próximos años. La influencia de Milei se extiende más allá de sus votantes directos, alcanzando incluso a aquellos que buscan enfrentarlo.