A poco de cumplirse dos años de la pandemia por la enfermedad COVID-19, sabemos que la infección puede afectar varios órganos de nuestro cuerpo, con predilección al aparato respiratorio. Pero también hay registros crecientes de problemas en el digestivo: estómago, hígado e intestino, entre otras partes.
Un dato relevante a tener en cuenta es que el 80% del sistema inmunitario se aloja en el intestino: este largo tubo mantiene una línea de comunicación directa con el cerebro, que se renueva todo cada dos semanas, y que tiene un impacto muy significativo en el estado de ánimo y en la salud en general.
El intestino tiene múltiples funciones: la digestión de alimentos, la absorción de nutrientes y, como si esto fuera poco, allí se aloja la microbiota intestinal, que activa y modula al sistema inmunológico para protegernos de infecciones, mantiene controlada la respuesta inflamatoria y produce sustancias que impactan de manera positiva en nuestro cerebro (la serotonina) y nos da estabilidad emocional y buen humor.
Pero para que el intestino cumpla con sus múltiples tareas, hay que cuidarlo, y la mejor forma es incorporando alimentos fermentados, alimentos con probióticos, y fibras, aumentando el consumo de verduras, frutas, cereales integrales, avena, yogur con probióticos y frutas secas como así también evitar el consumo de antibióticos sin control, y no abusar de productos antisépticos.
“Tras la infección aguda por COVID-19 son relativamente frecuentes la aparición de nauseas, de vómitos, de dolor abdominal y de diarrea que, aunque generalmente leves, pueden ser de cierta entidad en pacientes con enfermedades crónicas digestivas previas que pueden verse agravadas”, aseguró el doctor Diego Sánchez Muñoz, especialista y referente en esta materia en Andalucía, y director médico y fundador de IDI-Instituto Digestivo.
También indicó que el hígado también puede verse afectado, presentando muchos pacientes elevación de las enzimas hepáticas (transaminasas), al igual que ocurre en otras infecciones víricas. Es más, mantiene que el comportamiento es “muy variable” de unas personas a otras, pero en general la infección por la cepa predominante actual, que es la Ómicron, parece haber reemplazado ciertos síntomas que fueron más típicos con las primeras cepas de la infección por SARS-CoV-2.
“De esta forma, un síntoma muy característico de los pacientes afectados durante los primeros meses de la pandemia fue la pérdida de olfato y de gusto, y actualmente prácticamente son síntomas marginales. Del mismo modo, la sintomatología digestiva parece ser también menos frecuente en los pacientes infectados por la variante ómicron que, hablando de forma muy generalizada, parece producir síntomas más parecidos a los de un resfriado o de una gripe que las infecciones por cepas en anteriores oleadas”, precisó. Pero no todos los pacientes padecen este problema: “El espectro es tan grande que los pacientes pueden estar totalmente asintomáticos y pasar una infección de forma silenciosa, a pacientes muy graves que, desgraciadamente, pueden fallecer. Evidentemente, el tener factores de riesgo, como edad avanzada, enfermedades crónicas o inmunosupresión son predisponentes a que la enfermedad sea más sintomática y más grave”, agregó.
Desde el punto de vista digestivo afirmó que ha tomado gran relevancia en los últimos meses el papel que puede jugar la microbiota intestinal en la defensa frente a la afectación digestiva: “La microbiota es la población de bacterias y otros microorganismos que viven en nuestro intestino delgado, y que son indispensables para el proceso de la digestión de los alimentos, pero no solo eso, sino que además son fundamentales en el equilibrio inmune a nivel intestinal y a distancia”.
El experto recomendó la realización de pruebas de antígenos en heces ya que el virus se excreta por las mismas y además, el estudio de las aguas fecales es fundamental para evaluar la evolución de los contagios en ciertas áreas.
Los pacientes con covid-19 podrían tener una infección viral intestinal activa y prolongada, incluso sin presentar síntomas gastrointestinales, demostraron científicos de Hong Kong. El coronavirus puede continuar infectando y replicándose en el tracto digestivo después de despejarse en las vías respiratorias, dijeron investigadores de la Universidad China de Hong Kong en un estudio publicado en la revista médica GUT, tienen implicaciones para identificar y tratar casos, señalaron.
El SARS-CoV-2 se propaga principalmente a través de las gotitas de Flügge, o respiratorias, que son salpicaduras de saliva o secreción nasal, según la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, desde las primeras semanas de la pandemia, científicos en China han dicho que el virus infeccioso SARS-CoV-2 presente en las heces de pacientes con COVID-19 también puede jugar un papel en la transmisión.
El hallazgo “destaca la importancia del coronavirus a largo plazo y la vigilancia de la salud, así como la amenaza de posibles transmisiones virales fecal-orales”, indicó en el comunicado Siew Chien Ng, directora asociada del Centro de Investigación de Microbiota Intestinal de la universidad. Se deberían explorar tratamientos que modulen la composición y la funcionalidad del microbioma intestinal, según la experta. Las bacterias intestinales de pacientes que desarrollaron condiciones particularmente infecciosas mostraron una pérdida de microbios protectores y una proliferación de los causantes de la enfermedad.
Las investigaciones estudian que la propia infección por el virus, igual que ocurre con otras infecciones o colonizaciones por microorganismos en el intestino puede provocar una alteración en dicha microbiota, lo que conocemos como ‘sobrecrecimiento bacteriano’, y no son raros los pacientes que, una vez pasada la infección aguda, presentan sintomatología digestiva como hinchazón abdominal, cambios en el hábito intestinal, digestiones lentas y pesadas, o náuseas, entre otros síntomas digestivos.
Por ello, de cara a una infección por SARS-CoV-2 es fundamental mantener una alimentación sana, rica en fibra, variada, con abundante hidratación, evitando alcohol y otros tóxicos y, en caso necesario, tomar alguna medicación para mitigar algún síntoma que aparezca.