Coronavirus en Brasil: la pandemia se cobra 13 contagios por minuto

El 31 de mayo había en Brasil 500 mil infectados por el covid-19 y, acorde al divulgado por el ministerio de Salud, 16.144 muertos. Pasados dieciséis días, a la una de la tarde de ayer los infectados eran 904.734 y las víctimas fatales 44.1657.

A la noche, nueva actualización por el grupo de medios de comunicación que buscan datos directamente junto a las secretarías de Salud provinciales, para evitar manipulación por el ultraderechista presidente Jair Bolsonaro: 928.834 alcanzados por la covid-19 y 45.456 muertos, 1.338 en las últimas 24 horas.

Se trata de un fenómeno impactante: en 16 días los números prácticamente se multiplicaron por dos, en el caso de infectados, y por casi tres en el caso de las víctimas fatales. Entre las ocho de la noche del pasado lunes y la una de la tarde de ayer, fueron 13.178 nuevos infectados, lo que significa 775 a cada hora. O trece por minuto.

La velocidad y la fuerza con que la pandemia va devastando vidas frente a la inercia radical del gobierno brasileño y la floja actitud de gobernadores y alcaldes cada vez más presionados por comerciantes y empresarios, en realidad, son mucho mayores. El testeo es ínfimo en Brasil, y las subnotificaciones son evidentes. Lo más preocupante es que todo indica que sí, habrá cambios y novedades, siempre para peor.

Médicos, investigadores y científicos reiteran sus advertencias, cada vez más alarmados, sobre los peligros de la flexibilización adoptada en las provincias en que la pandemia permanece en curva ascendente. Cuánto más elevados sus alertas, menos oídos son.

A juzgar por sus reacciones la principal preocupación del presidente ultraderechista es el cerco judicial a sus apoyadores, que se estrecha cada vez más, amenazando en diversas investigaciones a su trío de hijos rabiosos que actúan en la política.

Las presiones de integrantes del Supremo Tribunal Federal, instancia máxima de la justicia en Brasil, sobre participantes de manifestaciones claramente anti-democráticas – muchas de las cuales contaron con la presencia de Bolsonaro – se intensificaron duramente en los últimos días. El sábado, un grupo de fanáticos seguidores disparó fuegos de artificio contra la sede del Supremo Tribunal Federal.

Con actitudes como esa, lo que busca Bolsonaro es espacio para imponerse con poderes absolutos, evalúan analistas dentro y fuera de Brasil. Queda por saber hasta qué punto logrará estirar la soga mientras insinúa avanzar hasta con una ruptura con el Congreso y al Supremo.

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