El miércoles pasado Alemania reportó más de 50.000 contagios de coronavirus, la cifra más alta que se registró en ese país desde que se desató la pandemia. Ayer, el número se mantuvo en los mismos niveles. Es en este marco que los expertos advierten por el impacto de la cuarta ola: según agoreros pronósticos, unas 100.000 personas podrían morir si no se toman medidas para frenar el avance del virus.
Con el recrudecimiento de la pandemia, Alemania registra 250 infecciones por cada 100.000 habitantes, una cifra muy superior a países como Francia (94) o Italia (73), informó la agencia AFP.
La virulencia de esta nueva ola de contagios no sólo encendió las alarmas de los médicos, sino también de los dirigentes políticos y económicos.
Olaf Scholz, el actual vicecanciller y probable sucesor de Angela Merkel, dijo este jueves que Alemania necesita aplicar mayores restricciones para contener el aumento de contagios y así poder “pasar este invierno [boreal]”.
“Incluso si la situación es distinta [del invierno pasado] porque muchas personas se han vacunado, aún no es buena, especialmente porque hasta ahora no ha optado por vacunarse una cantidad suficiente de personas”, añadió.
Este punto es uno de los que más preocupa en el país teutón: el 66% de la población completó el esquema de vacunación, cifra inferior a otros países del continente, como Portugal o España, que ya vacunaron completamente a más del 80% de su población. Teniendo en cuenta, además, que varios países del bloque ya vacunaron a más del 70%.
En Alemania, se estima, hay “entre dos y tres millones de alemanes mayores de 60 años” que no se han vacunado.
El Gobierno alemán ha reconocido que es improbable que se logre persuadir a muchas de esas personas y eso a pesar de que esta cuarta ola está siendo considerada, como en muchas otras partes del mundo, como una pandemia de los no vacunados.
Los efectos de la decisión sobre si vacunarse o no se reflejan en los centros de salud.
En la sala de cuidados intensivos por Covid-19 del Hospital Universitario de Leipzig, por ejemplo, había 18 personas internadas, de las cuales solamente cuatro habían sido vacunadas, según reportó la corresponsal de la BBC en Alemania, Jenny Hill.
“Es muy difícil motivar al personal para tratar a los pacientes ahora en esta cuarta ola. Una gran parte de la población aún subestima el problema”, dijo el profesor Sebastian Stehr, jefe de esa área del hospital.
Esta nueva ola podría producir una verdadera catástrofe. Según advirtió Christian Drosten, uno de los virólogos más reconocidos de Alemania, unas 100.000 personas podrían morir en ese país si no se toman medidas para detener esta agresiva cuarta ola.
“Tenemos que actuar ya”, subrayó Drosten, quien describió la situación como una verdadera emergencia.
Sin embargo, nuevas restricciones podrían complicar la situación económica. El Consejo Alemán de Expertos Económicos, un grupo asesor del gobierno, recortó esta semana sus previsiones de crecimiento del PIB para este año del 3,1% al 2,7%, y los comerciantes advierten por las consencuencias para sus negocios.