En lo que ha sido denominado el “juicio del siglo”, el tribunal penal del Vaticano dictó sentencia este sábado, condenando al cardenal Angelo Becciu a cinco años y medio de prisión por su implicación en un caso de fraude relacionado con la compraventa de un edificio en Londres. Además de la pena de cárcel, Becciu recibió una multa de ocho mil euros y la prohibición perpetua para ejercer cargos en la Iglesia.
El caso, que involucra a diez acusados, todos culpables de ciertos cargos pero absueltos de otros, se centra en una millonaria inversión destinada a la adquisición de un edificio en Londres valorado en 200 millones de dólares. Becciu fue acusado de desviar fondos hacia una consultora por un total de 570 mil euros, los cuales fueron utilizados para gastos personales mientras servía como jefe de gabinete del Vaticano. Esta inversión resultó en años de gastos que generaron un déficit de 150 millones para la Iglesia, mientras funcionarios e intermediarios se beneficiaron económicamente.
El veredicto, tras un juicio de dos años y medio, coloca a Becciu entre los diez condenados, imponiéndole una pena de prisión de cinco años y medio, junto con una multa significativa y la prohibición vitalicia para ocupar cargos en la Iglesia.
Los abogados de Becciu, Maria Concetta Marzo y Fabio Viglione, expresaron respeto por la sentencia pero afirmaron que confían en que, eventualmente, se reconocerá la absurdez de las acusaciones contra el cardenal, asegurando su inocencia. Alegaron que las pruebas presentadas durante el proceso y el origen de las acusaciones son el resultado de una maquinación demostrada en su contra.