Como Evita, Augusto Barros ofrece su renunciamiento histórico

Como un héroe, Augusto Barros se rajó del cargo de fiscal del jury contra Hugo Costilla después de que se descubriera su intercambio epistolar con Arturo Herrera Basualdo, y lo hizo en nombre de la transparencia de la justicia, el bien de la humanidad, la nobleza gaucha y la prosperidad de la raza.

Agobiado por el hostigamiento ante la terrible presión de evaluar a Costilla, Barros dio un paso al costado (menos mal que no le tocó actuar en los juicios de Nuremberg o algún caso más picante), no sin avisar claramente que ya no podían avanzar con la denuncia en su contra por “tráfico de influencias”.

¿Se fue antes de que lo echen? ¿Por qué, igual que Juan Pablo Morales, Raúl Da Prá, Carlos Ezequiel Walther, etc… ante una denuncia esta gente levanta la carpa y se va para dar por terminado el asunto sin que se investigue nada? Conductas recurrentes. Me ofendo y me voy, tema solucionado.

“Los fundamentos de esta renuncia se asientan en razones de ética institucional y en la decisión de reforzar la transparencia y la fortaleza del procedimiento de enjuiciamiento, evitando que ataques infundados se conviertan en pretexto para menoscabarlo”, son algunas de las palabras que Barros dejó para el bronce.

“Mi decisión de renunciar no es rendición ni aceptación de los ataques recibidos, sino el acto más claro de responsabilidad institucional: despejar cualquier sombra, garantizar que el proceso siga su curso con normalidad (…) en definitiva, renuncio porque nada es más importante que la confianza ciudadana en la Justicia” dice Augusto desde el balcón, llevándose la más maravillosa música: que no se investigue. Se nos pianta un lagrimón.

Y como para que la gente confíe en la justicia pero no tanto, avisa ahí nomás que “en consecuencia, la recusación interpuesta contra mi persona no puede recibir tratamiento”. O sea, me voy y aquí no ha pasado nada. El viejo truco.

Y siguen las prosas emotivas: “estoy convencido de que este Honorable Tribunal comprenderá los argumentos aquí expuestos, reconociendo que esta renuncia se funda en la violencia moral a la que fui sometido, y que solo persigue despejar cualquier duda respecto de la regularidad y seriedad de este procedimiento”.

Ahora habrá que armar otro tribunal para Costilla, y ni lerdo ni perezoso, Francisco Monti ya pide hacerle otro jury a Barros, con lo que la “guerra de los fiscales” tiene varios capítulos más asegurados.

El catucho