En el Día Mundial del Agua, investigadores de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) han emitido una seria advertencia sobre las amenazas que enfrenta este recurso vital y han presentado propuestas para su preservación.
El Ministerio de Salud de la Nación define el agua segura como aquella que, debido a su calidad y tratamiento, no contiene microorganismos dañinos ni sustancias tóxicas que puedan poner en peligro la salud humana.
Sin embargo, según información proporcionada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aproximadamente 1.4 millones de personas mueren anualmente debido a enfermedades relacionadas con la mala gestión y el saneamiento insuficiente del agua. Además, se proyecta que la demanda mundial de agua aumente en un 55% para el año 2050, según la misma entidad. En Argentina, expertos sostienen que en las regiones en desarrollo aún persisten deficiencias en las medidas y la infraestructura necesaria para garantizar un suministro de agua de calidad.
El Dr. Gabriel Arcidiacono, Jefe de Toxicología Clínica del Hospital de Clínicas de la UBA, destaca la importancia crítica del agua de calidad para la salud humana. Afirma que el agua es esencial para una amplia gama de funciones corporales, desde la digestión hasta la regulación de la temperatura corporal y la eliminación de sustancias tóxicas. La falta de agua adecuada puede tener un impacto negativo en el rendimiento físico y mental, causando fatiga, falta de concentración y pérdida de energía.
El Dr. Arcidiácono advierte que, aunque a menudo no sean visibles, existen contaminantes de origen natural y humano que afectan la calidad del agua y ponen en peligro la salud. Entre los principales contaminantes se incluyen bacterias, virus, parásitos, fertilizantes, pesticidas, fármacos, nitratos, fosfatos, plásticos, metales pesados, desechos fecales, arsénico, plomo y sustancias radiactivas. También resalta el peligro de la presencia de componentes químicos en niveles superiores a lo natural.
Un ejemplo específico es el ion fluoruro, que puede causar fluorosis dental cuando se encuentra en concentraciones elevadas en el agua. Aldo Squassi, titular de la cátedra de Odontología preventiva y comunitaria en la Facultad de Odontología de la UBA, señala que la fluorosis dental puede manifestarse en forma de manchas blancas o marrones en los dientes y persistir durante toda la vida si se consume agua con altas concentraciones de fluoruro en la infancia. Sin embargo, en concentraciones más bajas, alrededor de 1 mg por litro, el fluoruro se asocia a una reducción de la caries dental. A pesar de que Argentina tiene una ley que establece la provisión de agua con niveles óptimos de fluoruro desde la década de 1970, aún se requiere un mayor esfuerzo para implementarla.
Es importante destacar que el agua no potable también puede ser un recurso valioso. Se ha demostrado que el tratamiento de aguas residuales y agrícolas puede generar agua reutilizable para ciertas actividades y contribuir a la producción de nuevas materias primas. Una planta de la Facultad de Agronomía de la UBA ha implementado recientemente un proceso utilizando microalgas para producir una biomasa que podría utilizarse como biofertilizante. Esta tecnología de bajo costo tiene potencial para ser aplicada en diversas situaciones, incluyendo localidades pequeñas y establecimientos agropecuarios.
Además, varios departamentos e institutos de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA están llevando a cabo iniciativas destinadas a concienciar sobre la importancia del ambiente marino y estudiar sus diversos aspectos. La contaminación antropogénica, causada por actividades humanas, se destaca como uno de los problemas más significativos en este contexto. Los esfuerzos incluyen jornadas de charlas y muestras, así como colaboraciones con entidades externas para promover oportunidades laborales para estudiantes interesados en contribuir al cuidado del agua y el medio ambiente.