Celebraciones en honor al Obispo y al Beato Esquiú

Mons. Urbanč expresó su compromiso de seguir sirviendo, fortaleciendo la fe, la esperanza y el amor.

El viernes 27 de diciembre, en el marco de la festividad de San Juan, apóstol y evangelista, el Obispo de Catamarca, Mons. Luis Urbanč, presidió una misa de acción de gracias por sus 17 años al frente de la diócesis. La ceremonia, celebrada en la Catedral Basílica y Santuario de la Virgen del Valle, contó con la participación de su hermano Francisco Urbanč, sacerdote de Tucumán.

Durante la misa, también se oró por los egresados del Centro Educativo N° 3 María Emilia Azar y el Centro Educativo N° 4 Amado Romis Raiden, ambos de Valle Viejo.

En su homilía, Mons. Urbanč recordó cómo su vida está marcada por dos apóstoles: Santiago el Mayor y San Juan, cuya festividad coincide con el aniversario de su ordenación episcopal. Al reflexionar sobre el Evangelio, destacó: “Hoy doy gracias a Dios por estos 17 años de servicio en la Iglesia de Catamarca, entregando la vida, amando y anunciando el Evangelio”.

El Obispo comparó su compromiso con el amor conyugal, enfatizando que, al igual que un esposo ama y cuida a su esposa, su misión es velar por la fe, la esperanza y el amor de la comunidad. “Mi anhelo es que todos vivan una fe activa, una esperanza constante y un amor ferviente que abrace a los demás”, añadió.

Al finalizar la misa, Mons. Urbanč recibió saludos y muestras de afecto de los fieles, agradeciendo las oraciones y buenos deseos en este día especial.

Conmemoración en Recreo por la visita del Beato Esquiú

Este sábado 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, Recreo recordó los 142 años de la llegada del Beato Mamerto Esquiú a la ciudad, un acontecimiento histórico de gran relevancia.

La comunidad de San Roque llevó a cabo el rezo del Santo Rosario y una misa especial, rogando por la canonización del Beato.

El Prof. Roque Morales aportó detalles sobre este hecho histórico, destacando el viaje final de Fray Mamerto Esquiú como Obispo de Córdoba. Durante su trayecto en tren hacia Recreo en 1882, Esquiú rechazó lujos y compartió su alimento con los pasajeros, reflejando su humildad y compromiso con los más necesitados.

Ya en Recreo, tomó una galera rumbo a La Rioja, donde rezó por la lluvia ante las súplicas de los paisanos. Su ejemplo de fe y servicio sigue siendo inspiración para la comunidad.