“Dos años de vacaciones”, como la novela de Julio Verne, en eso se convirtió Catamarca, que mañana entra en un inexplicable receso de un mes y medio, algo así como la confesión de la inutilidad del Estado y su elefantiásica estructura.
Viernes, Día del Empleado Público, no se trabaja, después vienen sábado y domingo, y el lunes ya empieza en receso, que dura… ¡hasta febrero! Una irracionalidad que merece el Premio Nobel al Ñoqui como institución catamarqueña.
Rodolfo Zapata no podría haber imaginado algo parecido cuando compuso “No vamo’ a trabajar”. Un mes y medio sin hacer nada, cobrando sueldos, aguinaldos y hasta bonos de regalo.
Es una vergüenza, y no la de los empleados: más vale que si te dan el día lo aprovechás, si te dan la semana también, y si te dan un mes y medio bienvenido.
Es una vergüenza que un gobierno promueva este nivel de vagancia y comodidad, que destruya para siempre la cultura del trabajo y la producción, y que les diga a las próximas generaciones de catamarqueños: “no hagan nada, consigan un nombramiento en el Estado y ya está”.
Es una burla al resto de la sociedad, porque sueldos, aguinaldos y bonos se pagan con dinero de los contribuyentes.
¿Cómo se puede sentir un cajero o repositor de supermercado, que se rompe el lomo por dos mangos, sábado, domingo, navidad, año nuevo? ¿Cómo se sienten los remiseros que se tienen que pasar 12, 13, 15 horas con el culo en el asiento y la columna destruida para juntar monedas? ¿Cómo se sienten los changarines, los albañiles, los vendedores ambulantes, los operarios de fábricas, los empleados de comercio que con suerte y viento a favor juntan 15 días de descanso al año?
Lo que hace el gobierno es pésimo y es gravísimo. Hace la fácil, manda a todos a la casa como un padre que deja a los chicos delante del televisor para que no jodan.
Ya saboreó en pandemia lo que era tener las oficinas vacías y todo es más cómodo. Menos trámites, menos atención, más tiempo libre para los funcionarios.
La administración pública de Catamarca pasará un mes y medio en pausa, por decisión del gobierno. Pobre Catamarca.
La gente que inocentemente a lo mejor se alegra por estos días libres, no se da cuenta de que la están usando y condenando a la postración y la mediocridad eterna.