Gustavo “El Cheto” Aguirre sigue su meteórica carrera política, y ahora quedó a un paso de convertirse en ministro.
Aguirre podría saltar a Casa de Gobierno si se concreta la llegada de Hernán Martel a la Corte de Justicia, ya que parece ser el gran elegido para ocupar el trono que quedará vacante en el gabinete.
Tremenda trayectoria del “Cheto”, que en pocos años fue escalando y cambiando de sector político con enorme solvencia.
Se lo empezó a conocer como subsecretario de Asuntos Parlamentarios de la Cámara de Diputados de la Provincia, y cuando el peronismo tomaba impulso para volver al poder, estaba militando en las filas de Dalmacio Mera.
Incluso se recuerda que durante los primeros chispazos entre Mera y Corpacci, el “Cheto” recibió un premio mayor. Fue cuando Corpacci logró que nombraran a Isauro “El Taro” Molina al frente de la UDAI local de ANSES. Todos en el corpacismo festejaban, pero al rato apareció Aguirre como gerente de la Región NOA de ANSES, es decir que pasaba a ser jefe de Molina. Una mojada de oreja de aquellas…
Muy lentamente, pasito a pasito, suave suavecito, se fue alejando de Mera y haciéndose más corpacista. Y terminó en el gobierno de Lucía, ocupando cargos importantes como el de subsecretario de Asuntos Institucionales y subsecretario de Asuntos Municipales. Su perfil es siempre el mismo en cada gestión: sin grandes logros ni escándalos, sonriente y tranquilo, va aprobando y subiendo de nivel.
En Casa de Gobierno tuvo más protagonismo, ahí sintió que era momento de largarse solo y se precandidateó para intendente de la Capital, en 2015, dispuesto a enfrentar en las urnas a Raúl Jalil.
Se había anotado para las PASO y todo, pero segundos antes de la largada se bajó y dejó que todo siguiera su curso: Jalil en Capital y Lucía en provincia un mandato más.
Pasó el tiempo y reapareció con un cargo fuerte de la mano de Gustavo Saadi, como secretario de Gobierno y Coordinación de la Municipalidad de la Capital, curiosamente, el mismo cargo que ocupaba Hernán Martel, a quien volvería a reemplazar ahora.
En Capital la peleó contra Arévalo y no tuvo tiempo de hacer mucho más, pero tampoco pasó mayores sobresaltos, y ahora le llega la temprana chance de ser ministro provincial, bajo el ala de quien iba a ser su rival en las internas de 2015: Raúl Jalil.
Nada mal para un joven político, que con buenos modales y formas correctas, se fue abriendo espacio en el competitivo mundo de la función pública.
Un verdadero carrerón, que seguramente lo llevará a renovar metas para el futuro.
La Visión del Catucho