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Caprichos vs. prioridades

El refrán dice “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. El Gobierno de la Provincia montó un reality show de politiquería berreta transmitiendo casi en tiempo real el “rescate” de Doña Lorenza Mamaní, que fue traída desde su casa en la precordillera tinogasteña hasta la Capital para recibir atención médica. Pero el despliegue propagandístico, disfrazado de operativo humanitario, dejó expuesta la carencia de la Provincia: Catamarca, provincia con más del 70% de su superficie con relieve montañoso, no tiene un helicóptero.

Sí tiene un avión, que acaba de comprar y costó casi 9 millones de dólares. Pero no un helicóptero. Y para llegar a esa zona montañosa, de terreno accidentado como tantos otros puntos de la provincia, tuvo que salir a pedir prestado. Y fue gracias a la buena voluntad del gobernador tucumano, Juan Manzur, quien prestó la aeronave, que se pudo hacer el traslado.

Puede ser antipático el “yo te dije”, pero Catamarca es Noticia ya había señalado hace bastante tiempo lo útil que sería para Catamarca disponer de un helicóptero, en vez de despilfarrar 1.000 millones de pesos en un avión del jet-set. Fue allá por el mes de febrero, cuando el Gobierno anunció la apertura de la licitación, y antes de la compra directa de la aeronave.

Textualmente, y citando la opinión de un experto, este medio acotaba: “No es la intención discutir los beneficios de un avión habilitado para vuelos sanitarios. Tampoco se está poniendo en dudas la necesidad de renovar la flota de la provincia. Pero sí es cuestionable la enormidad de dinero que se decidió afectar a la compra. Sobre todo, cuando especialista y conocedores de la materia señalan que con mucho menos dinero se podría haber adquirido una aeronave adecuada para la demanda y el uso que la provincia propone darlo.”

Y agregaba: “Según la cuenta que hace una fuente especializada, los 9 millones de dólares con los que Catamarca comprará un avión, se podrían haber invertido de manera mucho más eficiente para completar una flota aérea envidiable: dos Learjet 45, usados pero totalmente operativos y suficientes, por un valor de 6 millones de dólares (3 millones cada uno); un helicóptero Ecureuil AS350, a un costo de 1,6 millones de dólares. Y con el remanente de 1,4 millones se podrían haber reparado el Metro III, que ya tiene en su poder, para seguir utilizándolo en vuelos turísticos a destinos de la provincia, como ya se hizo en experiencias exitosas a Antofagasta de las Sierra”.

El resto de la historia ya es conocida. El Gobierno avanzó con la compra del avión, por el cual gastó unos 1.000 millones de pesos. El flamante chiche aún no llegó, y los hechos ya dan la razón a los que apuntaban lo poco sensato de la compra. En cuanto el avión esté en el país, disponible para operar, Catamarca tendrá una aeronave de lujo que servirá poco y nada para conectar la Capital con el interior de la provincia.

Mientras tanto, los pobladores de los departamentos más alejados del Valle Central viven en un aislamiento constante, por el déficit en las vías de comunicación, medios de transporte y hasta la ausencia de ambulancias para los traslados urgentes. Con el avión de “altísima complejidad”, se podrá ir desde la Capital de la provincia a Buenos Aires, en 60 minutos. Pero desde las ciudades del Oeste hasta San Fernando del Valle, el viaje demanda no menos de cinco horas. Desde la Puna, tal vez un poco más. Y desde zonas montañosas y de difícil acceso, horas caminando, a lomos de mula, hasta llegar a algún poblado donde pueda acceder algún vehículo para recién iniciar el viaje hasta la Ciudad.

Días atras, intentando defender la fantasía de que el avión de 100 millones de pesos era necesario y va a ser útil para todo los catamarqueños, el ministro de Gobierno anunció que se repararán las pistas “que estaban operables en Tinogasta, Londres, Fiambalá, Antofagasta de la Sierra y que se hará una nueva en Recreo para conectar el Este provincial.

La pregunta que surge, lógicamente, es cuándo. Y a qué costo. Según las especificaciones técnicas, el Learjet 75 Liberty que compró la provincia  despega en 4,440 pies y aterriza en 2,296 pies como mínimo. Es decir, necesita pistas relativamente cortas, pero de las que en la provincia solo hay dos; el Aeródromo de Campo Arenal, ubicado en Minera Alumbrera, y la pista de aterrizaje en Antofagasta de la Sierra, ampliada y mejorada durante el gobierno de Lucia Corpacci. Y pare de contar. El resto habrá que construirlas prácticamente desde cero.

“El diseño y dimensionado de las pistas de despegue y aterrizaje es una labor compleja en la que intervienen muchos parámetros técnicos”, señala una publicación de un sitio especializado. Y agrega: “No puede tratarse de una valoración técnica aislada, sino que debe ir de la mano de una adecuada valoración de las necesidades económicas, sociales, ambientales o de oportunidad asociadas al aeródromo”.

Catamarca acaba de gastar 1.000 millones de pesos en un avión. Pero para que sea útil en el objetivo de mejorar la comunicación con los departamentos del interior e integrar la provincia, tiene que construir 3 o 4 aeródromos. Obras que demandarán más millones de pesos y más tiempo de postergación.  

Con una mejor administración de los recursos, y sin tanto capricho por un avión innecesariamente caro, moderno y nuevo, quizás se podría haber hecho una compra más inteligente. Y hoy, el rescate de Doña Lorenza se podría haber hecho con un helicóptero propio y sin necesidad de salir a pedir prestado. 

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