Caballo de Troya

Y un día volvió a abrir la boca Oscar Castillo, con un arsenal gigante de pirotecnia y un acting de enojo con el gobierno del cual ha sido aliado incondicional desde el Pacto de Ipizca.

Convocado por nadie, Castillo vino de la mano de la prensa amiga a querer instalarse como el líder de la oposición, como el conductor motivador que viene a despertar a la muchachada con insultos calculados.
Castillo viene después de años de conveniente silencio a pedir cachetazos para sus mejores amigos, jugando a ser el Messi del radicalismo.

Y justamente el medio que mes a mes se hace más ricachón por servir al gobierno, es el que le cede el escenario al veteranísimo Oscar para atacar al gobierno.

En resumen, la jugada está clara como el agua.

Ahora que la oposición se rearma sanamente, ahora que por fin se renueva con figuras como Francisco Monti y Flavio Fama, ahora que crece como opción, el gobierno mete su Caballo de Troya para destruir todo.

Este Castillo que perdió toda representación popular y todo poder, que no tiene cargo alguno, que es el abanderado de la muerte del Frente Cívico y Social y que fue aplastado, no ya en una elección general, sino en la última interna; ahora viene a decirle a todos lo que hay que hacer.

Este Castillo del Pacto de Ipizca, que a fuerza de asaditos con Raúl Jalil consiguió que le nombraran en el gobierno a todos sus más cercanos, ahora apela a su carisma de alpargata para decir “son fachos”. Una puesta en escena lamentable y menos creíble que el romance de Wanda Nara y L Gante.

Castillo, que ha descansado y gozado de todos los privilegios como la pata celeste del gobierno de Jalil, reaparece instantes antes de la campaña para hacer lo que hizo toda la vida: hundir al partido para acomodarse mejor él.

Que la UCR y la oposición no caigan en a trampa oficial. A no ser ingenuos boinablancas…ya lo dice el tango: “tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve…”.

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