El gobierno de Brasil ha condenado el trato recibido por ciudadanos brasileños durante su repatriación desde Estados Unidos, tras ser deportados en un vuelo hacia su país. En un comunicado oficial, las autoridades brasileñas denunciaron que los deportados fueron transportados con esposas, una situación que consideraron un abuso de poder por parte de las autoridades estadounidenses.
Ricardo Lewandowski, ministro de Justicia y Seguridad Pública de Brasil, solicitó que la Policía Federal exigiera la retirada inmediata de las esposas en el momento en que el avión hizo una parada técnica en la ciudad de Manaos. Durante esta escala, los 88 deportados fueron trasladados a un área del aeropuerto donde se les ofreció comida, colchones y acceso a duchas.
El gobierno de Brasil destacó que la dignidad humana es un principio fundamental consagrado en la Constitución, y condenó el maltrato hacia los deportados. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, calificó el uso de las esposas como una “falta de respeto flagrante” a los derechos fundamentales de los ciudadanos brasileños.
Lula también ordenó que una aeronave de las Fuerzas Armadas transportara a los deportados desde Manaos hasta Belo Horizonte, su destino final, para asegurar que pudieran completar su viaje con “seguridad y dignidad”.