Boleteado

Dicho y hecho, Francisco Gordillo ya no es más ministro de Educación. De esta manera, la provincia ha nombrado más de dos decenas de ministros cuando todavía no llega a cumplir el primer año de gestión.

La de Gordillo es, no obstante, la primera caída real (más empujón que caída…), porque los otros cambios se dieron por cuestiones de otra índole.

Raúl Jalil cambió el organigrama y apenas asumió designó a 17 ministros: de Gobierno, Justicia y Derechos Humanos, Jorge Moreno; de Inversión y Desarrollo, Aldo Sarquis; de Comunicación, Guillermo Andrada; de Minería, Rodolfo Micone; de Seguridad: Hernán Martel; de Infraestructura y Obras Civiles, Eduardo Niederle; de Ciencia e Innovación Tecnológica, Eugenia Rosales; de Cultura y Turismo, Luis Maubecín; de Educación, Francisco Gordillo; de Salud, Claudia Palladino; de Agua, Energía y Medio Ambiente, Alberto Kozicki; de Planificación, Susana Peralta; de Desarrollo Social y Deportes, Marcelo Rivera; de Hacienda Pública, Sebastián Véliz; de Agricultura y Ganadería, Daniel Zelarayán; de Industria, Comercio y Empleo, Lisandro Álvarez y de Vivienda y Urbanización, Fidel Sáenz.

Dos de ellos se fueron muy pronto en los primeros meses, Daniel Zelarayán porque cambió de función y Rodolfo Micone porque cerró su ciclo de diez años en el poder. Tercero se alejó Martel para integrarse a la Corte de Justicia, y Gordillo pasa a ser la cuarta baja del gabinete.

Diez meses más o menos duró la aventura (o desventura) del intendente de Pomán en el Gobierno, y queda claro que le hicieron pagar los platos rotos. Lo de los nombramientos fue un escándalo, por cierto, pero recordemos que su antecesor Daniel Gutiérrez tuvo un escándalo peor con los sobresueldos y eso no le impidió completar su mandato.

Esos puestos son así, necesitan la banca del jefe, y Gordillo no la tuvo nunca.

Qué tanto tuvo que ver Luis Barrionuevo y su “magia negra” para esta decisión, es algo que nunca quedará claro. Lejos de molestarse con la viralización de su audio, el barrionuevismo está chocho porque –sea cierto o no que formó parte de la operación- a la vista de la gente se demostró la influencia del gastronómico.

Como anécdota queda que Gordillo se habría cruzado con Nicolás Verón y le habría espetado que era un “traidor”, pero fue el último error de Francisco: no era ése el Nico al que le hablaba Luis.

Mientras se designa al ministro 21° de esta gestión, los rumores dicen que la lista de alejamientos continuará… y las casas de apuestas aseguran que será otro que sigue desde la gestión anterior.

El Catucho.

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