En el fútbol a veces existe la lógica y en Boca todas las cosas que se hicieron mal se aunaron en un fracaso rotundo y estrepitoso. El equipo que más dinero invirtió en el mercado de pases, el que más expectativas generó, fue uno de los primeros en despedirse de la Copa Libertadores. Más: no alcanzó a disputar siquiera la segunda instancia de repechaje. Tras el 2-1 en tiempo regular, el conjunto de Fernando Gago cayó por penales 5-4 ante Alianza Lima y la Bombonera explotó contra jugadores, técnico y dirigentes: “Que se vayan todos”.
Muy temprano en este 2025 le llegó a Boca su partido de vida o muerte, de esos que dejan marcas y secuelas, para bien y para mal. Un triunfo por cualquier resultado clasificaba al Xeneize al equipo a la Fase 3 de la Copa, donde esperaba Deportes Iquique. Una serie accesible en los papeles que se complicó más de la cuenta y dejó expuestas las falencias de un Boca sin rumbo tanto dentro como fuera de la cancha. Refuerzos caros que no estuvieron a la altura y una idea de juego irreconocible que jamás prendió en los hinchas ni en los jugadores.
Si bien Boca llegó invicto en la Bombonera al duelo con los peruanos, llevaba 14 duelos de eliminación directa sin conseguir una victoria, y en 11 de ellos no había marcado goles. El último triunfo había sido el 23 de diciembre de 2020 ante Racing, cuando revirtió el 0-1 en Avellaneda con goles de Eduardo Salvio y Sebastián Villa. No fue el caso: Boca ganó en los 90 minutos, pero Alianza fue infalible en los penales y dejó al Xeneize sin competencia continental por lo que resta de la temporada, ya que los eliminados en Fase 2 tampoco acceden a la Copa Sudamericana.
Otra derrota, otro golpe, otra desilusión para un Boca que deberá replantearse muchas cosas. Entre ellas, el futuro del DT. Y buscar nuevos objetivos en un año que, otra vez, se acabó demasiado rápido.