Después de los silbidos y los insultos que se propagaron en el Superclásico, y la bronca que se repartió en las redes sociales, Boca vuelve a ganar.
Herrón hizo algunos retoques inteligentes. Ignacio Miramón, que había jugado en varios partidos a la derecha con Diego Martínez, se movió en su posición natural, de volante central. Brian Aguirre, por fin, se paró como extremo izquierdo, igual que lo hacía en Newell’s, para aprovechar la diagonal con su mejor perfil. Y cambió el esquema. El 4-4-2 o el 4-3-1-2 que predominó durante el ciclo del anterior entrenador, mutó a un 4-2-3-1 que volvió a tener a Miguel Merentiel como mediapunta y delante suyo, en el rol referencial del ataque, a Edinson Cavani.
En este contexto, lo mejor de Boca se vio después del gol, cuando por fin se le destrabó el arco a Merentiel, que arrastraba cinco partidos de sequía y había fallado dos veces abajo del arco de Diego Rodríguez. Primero, con una arremetida –tras un centro de Lautaro Blanco- que pegó en el travesaño. Más tarde, luego de un pase de Aguirre, definió mal con el arco a su merced.
Hasta que recuperó Kevin Zenón en la mitad de la cancha, Merentiel jugó para Cavani, quien llegó apretado a rematar, el Ruso tapó abajo con su pierna derecha y el propio Merentiel, esta vez, no falló. Su disparó pegó en el palo y se transformó en el primer grito de la noche.
Hasta ese momento, el partido había sido parejo, con Argentinos a bordo de la tenencia. Fue pulcro el equipo de La Paternal para salir jugando con sus defensores y, especialmente, con Francis Mac Allister. El mediocampista fue el eje para distribuir en corto o largo. Alan Rodríguez, su tocayo Lescano y Nicolás Oroz también mostraron un buen manejo. Sin embargo, fueron demasiados livianitos en el área de Leandro Brey. A tal punto, que de siete intentos, ningún remate fue a los tres palos del joven arquero azul y oro.
Con la ventaja, Boca fue superior. Ganó las divididas con Miramón impecable, fue desequilibrante con Aguirre por la derecha y se despertó Kevin Zenón, que empezó a aguijonear de la derecha hacia adentro, zona en la que fue punzante con su zurda.
Entonces, Boca tuvo dos posibilidades más para aumentar. Sin embargo, la única vez que falló Francisco Alvarez –tras un pase largo de Zenón- no encontró una buena resolución de Merentiel, que se encontró atorado por el Ruso Rodríguez. Después, Cavani no logró aprovechar otro error no forzado, esta vez de Alan Rodríguez, y su disparo se perdió por encima del travesaño.
Cristian Zermatten entendió que necesitaba mayor peso en el ataque. Por eso metió dos delanteros más potentes para el segundo tiempo: Tomás Molina, un “9” grandote, y Santiago Rodríguez, otro contundente. Salieron José Herrera y Verón. Se retrasó Oroz para armar el juego y Argentinos buscó con mayor atrevimiento en el arranque.
Pareció que Boca volvía a tomar las riendas del partido por esas dos chances que tuvo Cavani, una de ellas inmejorable: condujo Zenón, filtró para Merentiel, el uruguayo metió un centro atrás y su compatriota, abajo del arco, no pudo con el Ruso, que tapó en la línea de sentencia.
Sin embargo, Argentinos se envalentonó. Román Vega metió un violento zurdazo que pegó en el travesaño. Y luego, apareció Brey en toda su dimensión para tapar tres pelotas, una más difícil que la otra. El arquero de 22 años se lució para meter un guantazo abajo ante Alan Rodríguez. En la jugada siguiente, voló para mandar al córner un zapatazo de Santiago Rodríguez. Y de ese tiro de esquina, ejecutado por Cristian Ferreira, se lució frente a Molina, que cabeceó a quemarropa.
Herrón movió el banco porque estaba perdiendo las divididas y había que reforzar el medio. Prescindió de Zenón e introdujo a Jabes Saralegui. También refrescó con Exequiel Zeballos en lugar de Aguirre. Y con espacios, el Changuito se impuso en el duelo individual. El problema fue cuando llegó al área. Tuvo dos claras y tapó el Ruso Rodríguez.
Milton Giménez volvió a quedarse con el grito atragantado por otra mano que generó polémica. Argentinos terminó lanzado, pero no pudo con Brey. Y los hinchas fueron otra vez felices.