Las autoridades han informado que habrían alrededor de 100 muertos por lo sucedido en las calles de Dhaka y otras partes del país.
La primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, renunció y abandonó el país el pasado lunes 5 de agosto, tras semanas de protestas contra el sistema de cuotas en los empleos públicos que derivaron en violencia y desafiaron su poder.
Las protestas estudiantiles, que tuvo a cientos de jóvenes en las calles de Diana y otras ciudades del país enfrentando a las fuerzas de seguridad, se han convertido en un movimiento de resistencia contra el gobierno y el ejército.
Además, las manifestaciones, que comenzaron el 1 de julio, han sido marcadas por la violencia y la represión. Los estudiantes, armados con piedras y palos, se enfrentaron a las fuerzas de seguridad, que responden con gases lacrimógenos, perdigones y, en algunos casos, armas de fuego.
“Estamos luchando por nuestro futuro, porque el gobierno y el ejército no nos escuchan. Por eso, hemos decidido tomar las calles y hacer que nuestras voces sean escuchadas”, afirma Mohammad, un estudiante de 22 años que ha participado en las protestas, en diálogo con AFP.
La crisis, que ha dejado más de 100 muertos y cientos de heridos, y generaron un clima de miedo e incertidumbre en el país. Además, la comunidad internacional ha condenado la violencia y ha pedido una solución pacífica.
Por el momento, a pesar de que la situación sigue siendo tensa, con enfrentamientos en varias partes del país, el ejército ha anunciado que tomará medidas para restaurar el orden, lo que ha generado temores de una represión aún mayor.