Alrededor de las 21 horas, tras la derrota de Rosario Central frente a San Lorenzo, comenzó a circular la noticia de que el jefe de la barra brava local, Andrés “Pillín” Bracamonte, junto con otro líder, Daniel “Rana” Atardo, habían sido emboscados cerca del estadio Gigante de Arroyito. Ambos fueron atacados mientras se encontraban en las inmediaciones del estadio, generando un ambiente de confusión e incertidumbre en la ciudad.
Las primeras versiones apuntaban a la posibilidad de una emboscada planeada por bandas delictivas de Rosario, como “Los Monos” o el “Clan Alvarado”. Se especula que Bracamonte, debido a sus presuntos vínculos con una de estas organizaciones, podría haber sido blanco de un ajuste de cuentas. Además, se especuló que el área estaba desprotegida: no hubo presencia policial para detener el ataque, y los atacantes lograron escapar sin ser perseguidos. Incluso algunos testigos afirmaron que la zona estaba prácticamente a oscuras en ese momento.
Tras el ataque, no hubo ambulancias ni policías que asistieran a Bracamonte y Atardo. Fueron familiares y amigos quienes los trasladaron de urgencia al Hospital Centenario, donde más tarde se confirmó su fallecimiento. Los allegados al lugar señalaron que una ambulancia pasó por la zona, pero no se detuvo a brindar ayuda, presuntamente debido a la magnitud de la situación y los riesgos involucrados.
El hospital debió reforzar su seguridad debido a la llegada de los amigos y familiares de las víctimas, quienes recibieron la trágica noticia del fallecimiento de Bracamonte y Atardo.
Según las primeras investigaciones, Bracamonte y Atardo habían salido del estadio en una camioneta Chevrolet. Poco antes de llegar a Ibarlucea, dos sicarios en una moto los interceptaron y abrieron fuego en cuestión de segundos, utilizando una modalidad de ataque conocida en Rosario, especialmente entre bandas de narcotraficantes.
El doble homicidio ha generado alarma y preocupación en la ciudad, donde las organizaciones criminales mantienen una fuerte presencia. La investigación iniciada por el Ministerio Público Fiscal rosarino buscará esclarecer quién ordenó el asesinato de Bracamonte y Atardo y determinar si este acto responde a la continua lucha por el control del territorio en Rosario.