“Artesanas Hilanderas del Abaucán”, el proyecto ganador por Catamarca de una beca cultural

Doña Evelina teje en su telar un pelero. Palo Blanco, Catamarca, Argentina. 18-2-2020. Julio E. Foster©

“Artesanas Hilanderas del Abaucán”, un proyecto de recuperación, puesta en valor y capacitación a nuevas generaciones de hilanderas y tejedoras de la localidad de Fiambalá, en el departamento Tinogasta, obtuvo la beca para proyectos culturales colaborativos del Consejo Federal de Cultura (CFC) y el Ministerio de Cultura de la Nación para poder concretarse en 2021.

El proyecto fue seleccionado en representación de Catamarca, por su valor patrimonial, por su proyección para el desarrollo comunitario y por su enfoque colaborativo, uno de los requisitos establecidos por esta convocatoria impulsada por el CFC y Cultura Nación, que tuvo un proyecto seleccionado por cada provincia argentina.

Entre las acciones que se propone “Artesanas Hilanderas del Abaucán” para el corto y mediano plazo están la decisión de conformar en forma legal la Asociación de Hilanderas y Tejedoras del Abaucán; realizar un relevamiento de artesanas, sus técnicas y herramientas en todo Fiambalá; conseguir un espacio para el trabajo de la asociación; y establecer canales de comercialización que les permitan a sus integrantes vender sus productos tanto en ferias tradicionales como en espacios virtuales, algo que se complicó con la pandemia y la drástica disminución de visitantes.

“Arminda Araya, Carla Giampaolo, Cruz Farfán, Juana Marcial, Martina Marcial, Rosa Bayon, Rosa Varas y Sunilda Muñoz” integran el proyecto inicial de esta asociación de artesanas hilanderas y tejedoras del Abaucán que busca recuperar, poner en valor y enseñar a las nuevas generaciones un oficio que acompañó a muchas de sus familias desde siempre.

Julio Foster también integra el proyecto, y es quien sumará su oficio como fotógrafo y sus saberes en comunicación y programación para apuntalar esta iniciativa que cuenta con el apoyo -según destacaron- del Municipio de Fiambalá.

Desde Fiambalá, Foster y Giampaola, quienes son pareja y hace dos años viven en Fiambalá, contaron cómo surgió esta iniciativa con la que fueron nucleando a un grupo de artesanas y a la que esperan poder sumar más tejedoras a medida que se constituyan formalmente como asociación y que puedan ir recorriendo las distintas localidades como parte del relevamiento que se propusieron.

“Durante siglos el valle del Abaucán y los cerros circundantes fueron testigos del desarrollo de la industria textil de sus habitantes. Los pueblos antiguos ya hilaban y teñían lana de llama y de vicuña para tejer pullos, ruanas, mantas, ponchos, fajas, peleros, alforjas. La llegada de la cultura hispana aportó la lana de oveja y nuevas técnicas a las ancestrales de tejido que fueron trasmitidas de padres a hijos, generación tras generación, hasta nuestros días. Para conservar esta cultura tradicional un grupo de Artesanas Hilanderas y Tejedoras se ponen de acuerdo para crear una asociación que les permita poder comercializar en estos tiempos de desafíos planteados por la cuarentena decretada para combatir la pandemia de covid 19 pero, sobre todo cumplir con su sueño de abrir una escuela de oficios donde transmitir sus saberes a nuevas generaciones y a todo aquel que quiera conocerlos”, señala el proyecto.

Dentro de las acciones que tienen previsto realizar y financiar con el aporte de la beca del CFC, se mencionan:

-Relevar a todas las artesanas hilanderas y tejedoras, en activo o no, que habitan el Valle del Abaucán, no solo en Fiambalá sino llegando a localidades como en Saujil, Medanitos, Tatón, Río Grande, Antinaco, La Ciénaga, Mesada de Zárate, Chuquisaca, Las Papas, Punta del Agua y Palo Blanco.

– Disponer de un local donde periódicamente las artesanas pudieran reunirse para compartir conocimientos entre ellas y donde poner en marcha una escuela de hilanderas y tejedoras donde se transmitirían conocimientos en talleres abiertos al público.

– Generar acciones conjuntas para la comercialización de sus artes en estos tiempos en los que la reducción drástica de la actividad turística en la zona trajo consigo una considerable merma de las ventas. Con este propósito se pretende poner en marcha una estrategia de ventas por internet y unificar esfuerzos para participar en ferias, exposiciones, muestras tanto dentro de la provincia como en el resto del país y el exterior, si las circunstancias lo permitieran.

Grandes ambiciones que, como cuentan Julio y Carla, nacieron a partir de volver a reunir a las artesanas (cada una venía trabajando en su casa) e ir conociendo sus historias de vida, atravesadas por el arte textil y también por la vidala.

“Por ahora nos estamos reuniendo una vez por semana, y los encuentros son muy divertidos, cada una llega con sus lanas y sus husos y esos encuentros se convierten en un espacio para reir, cantar, contar historias e ir compartiendo los secretos y saberes del tejido”, cuenta Carla -bióloga y artista plástica- quien menciona a Evelina González, artesana de Palo Blanco, como la persona que los inspiró para adentrarse en el mundo del tejido.

También aparece en la conversación el nombre de Mirta Reales reconocida vidalera fiambalense y otra de las personas que acompaña y apuntala este proyecto que esperan poder consolidar para dar continuidad a un oficio que supo ser el sostén económico de muchas familias del lugar y como forma de revalorizar esos saberes para que las nuevas generaciones los aprendan y asuman como propios.

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